Las miserias de la familia real británica volvieron a quedar el domingo al descubierto en la explosiva entrevista concedida por el príncipe Enrique y su esposa Meghan Markle a la presentadora estadounidense Oprha Winfrey. Durante 120 minutos de conversación a corazón abierto, plagada de revelaciones y puntuada por alguna lágrima, los duques de Sussex confesaron haberse sentido "atrapados" en el palacio de Buckingham y abandonados a su suerte por la familia real frente a la incesante presión de los tabloides británicos, que han convertido a la actriz norteamericana en uno de sus villanos de cabecera. Esa suma de factores se habría vuelto tan insoportable que Meghan llegó a contemplar el suicidio cuando estaba embarazada de su primer hijo. 

"Me daba vergüenza admitirlo ante Harry, pero sabía que, si no decía nada, lo acabaría haciendo. Simplemente no quería seguir viviendo", confesó la duquesa de Sussex, visiblemente embarazada de su segundo hijo. Meghan sostuvo que, desde el momento en que empezó a salir con Enrique, fue "silenciada" por la familia real, que le impuso la consigna del "no comment" mientras la prensa se cebaba con ella. En palacio se sintió "sola" y "atrapada", una sensación que se agravó cuando se le comunicó que la familia real no quería que su hijo todavía no nacido adoptara el título de príncipe o princesa. Al ser preguntada por los motivos, la duquesa afirmó que la familia expresó su preocupación sobre el color de la piel del niño. "Hubo conversaciones sobre lo oscura que podría ser su piel", dijo la actriz mulata ante la estupefacción de Oprah.

Ni ella ni su marido quisieron revelar la fuente detrás de esas conversaciones porque "sería muy dañino para ellos", dijo Meghan. "En su momento fue incómodo, me dejó chocado", apostilló Enrique, que se negó también a dar nombres. La de este domingo fue la primera entrevista de los duques desde que se mudaran el año pasado a California, poco después de sorprender al mundo al anunciar que renunciaban a sus funciones como miembros de la realeza. Una decisión que, según explicaron, estuvo en gran medida motivada por la decisión de la familia real de retirarles el dispositivo de seguridad y el estipendio después de que abandonaran el Reino Unido para instalarse inicialmente en Canadá. De acuerdo con Meghan, ese desamparo se solapó con algunas amenazas recibidas que les hicieron temer por su vida. 

Alejamiento del príncipe Carlos

Ambos hablaron con cariño y admiración al referirse a la reina Isabel, a la que Enrique describió como el "comandante en jefe" de la familia Windsor. Pero como admitió el benjamín de Diana de Gales, quien llegó a temer que la historia de su madre se repitiera ante el acoso de los paparazzi sufrido por su esposa, los acontecimientos de los últimos años han dejado heridas supurantes en la familia. Su padre, el príncipe Carlos de Inglaterra, dejó de contestarle a las llamadas después de que la pareja anunciara su ruptura con el palacio de Buckingham Palace. "Me sentí verdaderamente decepcionado porque él pasó por algo similar. Sabe lo que es el dolor. Y Archie es su nieto", dijo Enrique antes de añadir que, si bien el diálogo se ha reanudado, "queda todavía mucho trabajo por hacer". 

Manteniendo siempre la compostura, pero sin morderse la lengua, el duque de Sussex acusó a su familia de no haber defendido a su mujer de la presión de los tabloides. "Hubo falta de apoyo y comprensión", subrayó. Y dijo que el resto de su familia "está atrapada dentro del sistema", los corsés de una institución que vive de la imagen que los medios proyectan, según afirmó.