La palabra declive se suele usar cuando una persona pasa de una posición favorable a una desfavorable, o sobre todo, a una en la que nunca pensaría que pudiese estar. Una palabra demasiado grande para hablar de María Teresa Campos, una grande del mundo de la comunicación que ha sido protagonista esta semana por la polémica entrevista que le realizó su compañera Isabel Gemio.

Hablar de María Teresa Campos es hablar de una veterana periodista que ha estado toda su vida practicamente dedicada a la información, teniendo programas de televisión con los que ha saboreado el éxito y siendo una referente para muchas personas que deciden meterse de lleno en el mundo del periodismo para seguir sus pasos.

Ahora, nada en la vida de María Teresa Campos es igual que hace años, pero eso no quiere decir que haya ido a peor. El cambio viene cuando le quitan el programa 'Qué tiempo tan feliz', en Telecinco, donde todos los fines de semana llevaba a rostros conocidos de nuestro país y concedía entrevistas de lo más entretenidas. Desde entonces la veterana presentadora no ha vuelto a tener un programa propio en televisión y no la hemos vuelto a ver en pantalla a no ser por las polémicas que ha generado ella o sus hijas.

¿Declive? No, pero sí una mala gestión de su exposición pública. Su imagen pasó de ser una profesional de la comunicación a un personaje público y desde entonces se ha hablado en términos de ella que nunca hubiésemos imaginado. Sus apariciones en 'las Campos', sus entrevistas más polémicas, las discusiones de sus hijas en los platós de televisión... todo le ha afectado.

Ahora, la que fuera la reina de las mañanas tiene un canal de Youtube donde entrevista a rostros conocidos de nuestro país y hace lo que le da la gana, con esa gracia que siempre le ha caracterizado. Esta semana ha sido protagonista tras haber sido entrevistada por Isabel Gemio y haber tenido un pequeño rifirrafe con ella tras no haberle gustado el modo con el que la periodista le preguntaba cuestiones de su vida.

En definitiva, María Teresa Campos ha dejado de informar para ser la protagonista de las noticias que ocupan ahora la prensa del corazón y lo cierto es que esto no es nada malo, ni tampoco un declive profesional, pero sí un cambio bestial en la vida de una de las grandes de la comunicación.