En 2009, Salma Hayek y su marido el empresario francés François-Henri Pinault celebraron su unión en Venecia con una boda por todo lo alto. Con este matrimonio parece que no corra el tiempo y es que la pareja se siente tan enamorada como el primer día pese a los 9 años que han pasado desde entonces. El amor que comparten ha motivado al empresario a sorprender a su mujer con una sorpresa digna de película.

François le preparó por sorpresa una boda en la playa a la que solo asistieron sus hijas Valentina Paloma Pinault, la hija que tienen en común, y la adolescente Mathilde Pinault, fruto de una relación pasada del francés. Ellas se convirtieron en los testigos de esta romántica renovación de votos.

La pareja consiguió que esta sorpresa no transcendiera a los medios pudiendo disfrutar de la tranquilidad de las inhóspitas playas de Bora Bora.

La propia actriz confesaba en Instagram que no se imaginó en ningún momento que su marido estaba preparando su segunda boda: "El mejor momento de este verano fue cuando mi marido me organizó una ceremonia sorpresa para renovar nuestros votos matrimoniales. Yo hubiera escogido otro vestido, pero me dijeron que íbamos al spa". Aunque debemos reconocer que Salma estaba radiante con ese vestido fluido rojo, la melena suelta y la cara lavada. Más tarde los cuatro lucieron coronas y collares de flores blancas.

Junto a estas imágenes, la actriz compartió otros momentos de la boda como la manera en la que su marido encontró a un mariachi para la boda en honor al país natal de la actriz: "No había mariachis en la isla pero mi marido encontró este hombre orquesta".

En esta peculiar renovación de votos el matrimonio lo confirmó atándose un par de pulseras hechas con hojas y dejaron caer agua de una caracola.