Cayetana de Alba inauguró ayer oficialmente sus vacaciones de verano ibicencas. Pasaban apenas unos minutos de las doce del mediodía cuando la duquesa de Alba, muy decidida, se regaló el primer baño de la temporada.

La aristócrata, que tiene 86 años, llevaba ya unas horas en una tumbona de la playa de Cala Bassa, a donde acudió a primera hora acompañada de sus nietos Luis y Amina, hijos de Cayetano Martínez de Irujo y Genoveva Casanova. Los mellizos, que han cumplido ya once años, estuvieron muy pendientes de su abuela en todo momento y la cogieron de la mano, junto a una persona del servicio de doña Cayetana, para caminar por la arena al entrar y salir del agua.

Aunque al principio le sorprendió la fresca temperatura del agua, una vez en el mar, la duquesa, que escogió para su primer día de playa un bikini en colores turquesa, negro y lavanda que ya ha lucido en alguna otra ocasión, apenas paró de reír en ningún momento. Mientras ella nadaba cerca de la orilla, su nieto Luis se adentraba un poco más en el agua para bucear. Cada pocos minutos, sin embargo, regresaba junto a su abuela para compartir con ella sus descubrimientos submarinos.

Amina, casi más alta ya que doña Cayetana, se mostró muy charlatana en todo momento. Apenas dejó de hablar con su abuela durante el camino desde el aparcamiento del club en el que se instalaron para pasar el día hasta las hamacas en primera línea de playa.

Esperando a Alfonso

La duquesa se protegió del intenso sol del mediodía con un gorro de estampado de amebas en verde y morado y unas gafas, que no se quitó en ningún momento. Como es habitual, llevaba todos los enseres de playa en un capazo de paja y lució, sobre el traje de baño, una ligera túnica con degradado en verde y unas flores de colores.

La duquesa espera que en los próximos días llegue a Ibiza su marido, Alfonso Díez, con el que casó hace poco menos de un año. También confía en que se desplace hasta la isla en breve su hija pequeña, Eugenia, a la que su exmarido, Fran Rivera, ha demandado para conseguir la custodia de la hija de ambos, Cayetana, y podérsela llevar, así, a vivir con él a Sevilla.