Fue el káiser de la moda, pero también el rey de las colaboraciones, porque Karl Lagerfeld las estableció con soltura antes de que a la industria le diera tiempo a hacer de ese concepto parte de su vocabulario. De hecho, fue pionero en muchas prácticas que hoy nos resultan de lo más naturales, como desarrollar una carrera freelance (decisión que tomó en 1962 y para la que tuvo que abandonar la maison Patou), estrechar los lazos entre moda y música (para el otoño de 1991 ideó una colección para Chanel inspirada en la estética del hip-hop que escandalizó al fashion establishment), o asumir que había espacio para el diseño a precios razonables (fue el primero en firmar una colección para el gigante H&M en 2004, a la que seguirían las de Comme des Garçons, Lanvin y Maison Margiela).