Llegué al estudio del fotógrafo Manuel Outumuro con la intuición de que Nastasia Urbano me cautivaría por completo. Y no me equivocaba. Casi dos décadas después de retirarse, su savoir faire ante la cámara se mantiene intacto. Dulce, discreta y de una belleza clásica que recuerda a Ingrid Bergman o a Sophia Loren, seduce a todo el equipo con su humildad. Su hijo Oliver, también modelo, observa con orgullo a su madre, una mujer que en su día tuvo el mundo a sus pies.