Lo que comenzó como un gana-pan, se tornó en diversión adictiva para el poeta simbolista Stéphane Mallarmé (1842-1898), quien durante un tiempo editó una revista, La Dernière Mode, bajo seudónimos como Miss Satin, la irónica consejera femenina que sugería: “Hay dos maneras de vestirse, sea la de ponerse en manos de una costurera o un modisto, sea la de dictar su look a la doncella”. Un caso peculiar, el de Mallarmé, que superó las barreras del gusto y los géneros literarios de su época.