Una chica se baja de un taxi en una finca en las afueras de Madrid. Lleva jersey negro y vaqueros. A primera vista, nada que comentar, salvo que va sin abrigo en una de las mañanas más frías de Madrid. El jersey de cuello vuelto debe ser de buena lana. Se llama Paz Vega (Sevilla, 1976) y hace ya casi dos décadas media España vivió su sueño de libertad viajando con ella en una moto hasta el faro del Cabo de Barbaria, en Formentera.