Las aguas del río Bassac nacen en Phnom Penh, capital de Camboya, de donde hace poco tiempo hordas de personas huyeron dejando atrás sus pertenencias, sus historias y toda su vida. Hoy, por esos mismos caudales navegan niñas sonrientes de bajos recursos con los ojos llenos de ilusión y la mirada clavada en el futuro. Una historia no muy distinta a la de cualquier otra parte del mundo, pero muy diferente a la de sus antepasados, incluso, a la de sus padres, porque esta vez las niñas tienen la oportunidad de soñar y llegar a ser, por qué no, doctoras, abogadas, profesoras o convertirse en jefas de un gran equipo.