Silvina Marotti creció con el destino marcado. Su familia regentaba un taller de alta costura. “Allí aprendí la técnica, pero sabía que quería hacer algo distinto”, cuenta al teléfono. Se decantó por las pieles. “Creo que generan sensación de rotundidad y seguridad en quien las lleva. Sin embargo, me di cuenta de que este mercado era demasiado aburrido y me propuse modernizarlo”.