Los italianos miran con otros ojos. No es un halago, es un hecho. Al fin y al cabo viven rodeados por la historia del arte. “El hecho de mezclar arte y moda surge de forma orgánica. Vivimos expuestos a ambos campos”, opina Carlo Traglio, CEO de la firma joyera Vhernier. “Algunos de nuestros anillos recuerdan el movimiento futurista de Boccioni, varios brazaletes aluden a la obra de Lucio Fontana y los pendientes se inspiran en Brancusi”, explica. Para Vhernier, el arte es el punto de partida. De él surgen las ideas de color, volumen o movimiento que luego se trasladan a las piezas. No es nada fácil. Porque, para empezar, el mercado joyero siempre ha sido muy tradicional.