Cuando quiso dedicarse a la información, su padre, el también periodista Arsenio Escolar, le dijo: “Vale, pero que tengas claro que nunca te daré trabajo”. Ignacio Escolar ambicionó y arriesgó, además de ser pionero en la prensa digital. Cree que en el periodismo justiciero ejerce de Pepito Grillo del poder, ha echado a poderosos y ha puesto a dieta a los corruptos. Riguroso y austero, sus adversarios le llaman pre-escolar y le buscan las cosquillas. Él sabe que van a por él, pero asegura que su vida personal es aburrida. Cuando está muy estresado, se alivia con videojuegos. En octubre recibió el prestigioso Premio de Periodismo Gabo a toda su trayectoria. Solo tiene 42 años.