Dicen los orgullosos californianos que su estado es una nación. No solo es una de las más ricas del mundo y más independientes de las leyes trumpistas; es también el país de los dreamers, esos individuos que desde la conquista del oeste y la fiebre del oro hasta los creadores que fundaron Silicon Valley, han perseguido sus sueños hasta el final.

Los que buscan la ola perfecta en las playas del sur, los que hacen música a la puesta del sol, los directores y actores de cine que llegan con su talento y un corto currículo a probar suerte en Hollywood: en muchos casos, sus ideas se han consolidado como start ups de éxito y fortuna.