Si no fuera porque los mares andan infestados de plástico y porque no hay educación suficiente en el mundo para que la gente no tire su basura al agua, su reaparición como tendencia este verano no dejaría de asombrarme por su incongruencia e incorrección, pero el tema también me divierte muchísimo. Por lo pronto, pienso en esos bombachos de nailon que se ponían las mujeres en el gimnasio para "transpirar" las grasas, o en las fundas de plástico transparente que protegen las tapicerías de los sofás de la clase profundamente media, sobre las que se suda la gota gorda durante horas de telenovelas estivales. ¿Vestidos de plástico en verano? Es mejor preguntarse esto que discutir sobre lo políticamente incorrecto de esta propuesta, por mucho que algunas grandes marcas defiendan que su polímero es reciclado...