Bocaccio, emblemático club de la Barcelona de los sesenta y setenta, fue el centro neurálgico de esa burguesía intelectual que quería liberarse de la oscuridad franquista. En aquel sótano de la calle Muntaner 505 se creó todo un movimiento juvenil que influenciaría a la moda, la música, el cine y el diseño. Terenci Moix, Jaime Gil de Biedma, Colita, Teresa Gimpera… conversaban en una barra de terciopelo bebiendo champán, compartían infinidad de expresiones artísticas y se entregaban a la diversión de la noche barcelonesa. El periodista Joan de Sagarra bautizó a la pandilla como gauche divine (la izquierda divina), aunque posteriormente algunos la llamaron gauche caviar en tono burlesco. Eran los "divinos": gente guapa, culta y adinerada con un sentimiento colectivo de rechazo a las represiones del momento y que anhelaba una sociedad inquieta y cosmopolita...