Esperanza Aguirre es una mujer de colorido. Lo asegura ella misma cuando desdeña las fotos en blanco y negro que publicamos de Pablo Iglesias: "¡Qué horror!", comenta mientras le mostramos el reportaje. Ella ve la vida a todo color: canta rancheras, se emociona con el rasgueo de una guitarra española o con una jota cuando está lejos de casa; lleva siempre consigo una bolsa de pendientes de bisutería -no le gustan las joyas- por si la situación lo requiere; detesta a la gente ceniza que no sabe reírse ni ir a por todas; es taurina, flamenca y castiza; juega al golf; se relaja andando por el campo, es más de ventana que de pasillo y duerme en el lado izquierdo de la cama.