El polvo es compañero inseparable de una casa. Limpiarlo es tarea semanal en muchos domicilios, pero en muchas ocasiones no se retira correctamente. Hay reductos en los que el polvo y sus 'amigos', como restos de cabello y ácaros, se esconden ante el avance de aspiradoras, escobas y cepillos. Van aquí una serie de consejos para eliminar el polvo de nuestro dormitorio.

Hacer la cama cada mañana

Es una labor básica. Algo tediosa, pero muy necesaria, ya que al hacer la cama se ventilan sábanas y mantas, donde se acumula gran cantidad de polvo. Lo mejor es, además, abrir la ventana para que se airee toda la estancia. Algo ideal es, por otra parte, retirar todas esas sábanas y dejar que la luz del sol se refleje sobre el colchón, ya que de esta manera se matan todos los ácaros.

Limpiar el colchón

Girar el colchón cada cierto tiempo es un cómodo método para que éste se ventile. Otro truco consiste en depositar bicarbonato sobre él. El bicarbonato se queda ahí durante tres horas, actuando para acabar con todos los ácaros y otras bacterias que pueda haber. Posteriormente, se pasa un pequeño aspirador de mano para retirar el bicarbonato.

Lavar las almohadas

Muchas veces se cambian las sábanas, pero no la almohada por aquello de la comodidad. No obstante, sobre ella se depositan muchos restos, como los del cabello, sudor e incluso muestras de saliva. Es por eso que hay lavar las almohadas y las telas que las cubren para eliminar las células muertas, las bacterias y el sudor.

Limpiar cortinas, persianas y ventanas

Otro de los puntos en los que se concentran más polvo. Todo el espacio de las ventanas, con las cortinas y las persianas, acumula gran cantidad de sustancias que pueden ser perjudiciales para personas alérgicas. Por este motivo, se recomienda limpiar de manera periódica especialmente las cortinas.

Retirar objetos superfluos de las mesillas de noche

En las mesillas situadas al lado de la cama se sitúan múltiples objetos decorativos, como espejos, souvenirs u otros detalles, sobre los que se acumula mucho polvo. Por esta razón, conviene retirar aquellos que no sean estrictamente necesarios o, al menos, pasar un plumero con cierta frecuencia por ellos.