Así se defiende el cuerpo del calor (y por qué puede acabar agotado)

Por si el ajetreo del día a día no fuera suficiente

Un hombre se refresca en una fuente

Un hombre se refresca en una fuente / Levante EMV

Si la temperatura de nuestro cuerpo sube mucho, pueden dañarse el cerebro y el corazón, así que nuestro cuerpo pone en marcha su particular aire acondicionado con dos mecanismos principales.

Primero, los vasos sanguíneos se ensanchan para llevar más sangre caliente a la piel y liberar calor. En segundo lugar, sudamos, porque al evaporarse este roba calor al cuerpo. Sin embargo, estos procesos generan estrés. Para enviar sangre a la piel, el corazón bombea más rápido y más fuerte. Y con el sudor perdemos agua y electrolitos.

Por si fuera poco, nuestro termostato interno, que es el hipotálamo, activa más respuestas para enfriar el cuerpo, como liberar más cortisol, la hormona del estrés, y esto puede alterar el sueño, el estado de ánimo o incluso aumentar la fatiga.

En resumen, el calor impone una carga extra de trabajo a nuestro cuerpo que puede derivar en agotamiento, deshidratación o un golpe de calor. No infravalores el termómetro. Si ya vives estresado, recuerda hidratarte y mantenerte en espacios frescos en la medida de lo posible para no sobrecargar tu cuerpo.

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