Un dentista confirma que los perros pequeños tienen más predisposición

Los animales también van al dentista. Los dentistas veterinarios son un perfil profesional no tan conocido pero fundamental para el cuidado de la salud de nuestras mascotas, y es que en la boca se pueden originar múltiples patologías.

Revisar la cavidad bucal de nuestro perro o nuestro gato con cierta frecuencia debería ser una práctica implementada en la rutina de cuidado, así como se revisan sus oídos, sus patas o sus ojos.

Tal y como explicaba el dentista veterinario Javier Collazo en el podcast 'Un veterinario', «el mantenimiento de la higiene tiene que ser desde los cuatro meses», mientras que los controles o limpiezas hay que empezar a valorarlos «entre el primer y el segundo año de edad» del animal.

Revisar la boca de nuestra mascota

Collazo recomienda mirar con atención la boca de nuestro peludo para poder detectar anomalías.

«Si al levantar el labio ves un diente con diferente tamaño comparado con el otro, es decir que parece que está fracturado; si ves inflamación de las encías, si tiene halitosis o bolsas de pus en las encías, o dientes llenos de sarro, está súper indicado que vayas para empezar al veterinario, para hacer una primera evaluación», explica.

Todos estos signos pueden ser síntoma de alguna patología. Con todo, los problemas bucodentales no afectan a todos los tipos de animales por igual.

Según detalla este dentista veterinario, «los animales de talla pequeña sufren más» estas complicaciones. ¿Por qué? «El problema que tienen es que, en proporción, sus dientes son mucho más grandes».

«Esta condición hace que las superficies de autolimpiado, cuando la boca abre y cierra, no se hagan adecuadamente», continúa, «entonces tienen muchísima más predisposición al cúmulo de placa bacteriana y al sarro».