Tecnologías y paternidad

Si estás en un chat de padres, seguro que has vivido estas diez situaciones

Desde los "yo no" a las mil "gracias", pasando por cumpleaños y... los temidos regalos a los profesores casi hasta Bachiller

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WhatsApp / LNE

Con le día a día del cole los grupos de WhatsApp de padres y madres de colegio echan humo: es "el grupo" por excelencia, el grupo de los grupos. Los hay de amigos, de familia, de colegas de trabajo, de antiguos compañeros de clase... pero ninguno como este.

Es otra liga, una esfera paralela en la que estableces relaciones con unos 25 padres o madres -o padres y madres- que discuten, hablan o dan su opinión sobre todo lo imaginable: regalos, horarios, deberes, actuaciones, disfraces y mascarillas. Y todo ello, aderezado por 100 emoticonos y 200 frases hechas que de repente te ves escribiendo con tu dedito.

Te contamos diez situaciones que, si perteneces a algún grupo de este tipo, seguro que has vivido ya:

1. Los "yo no"

Un padre pregunta: "Rosita no ha traído su fiambrera de almorzar... si alguno de los vuestros la tiene, por favor, que me avise porque es de Pepa Pig y es su preferida". Y jusssssto en ese momento empiezan los "Yo no". Así hasta 24, porque casualmente el 25 es el que tiene la mítica fiambrera y también el que contesta al final: "Uy, pues se la ha llevado Ricardito, la tiene en la mochila".

2. "¿Me hacéis un resumen?"

Puede llegar hasta ser entendible y, desde luego, es lo fácil, pero cuando te has tragado unos 120 mensajes sobre todo lo que el resto de padres va a llevar a la excursión de fin de curso y una madre dice: "¡Uy, cuántos WhatssAps¡ ¿Alguien podría hacerme un resumen, porfiiiii?". Te la quieres comer... aunque la entiendes demasiado.

3. Las jerarquías

Cuando llevas un tiempo en un grupo de WhatssApp las jerarquías y los roles están perfectamente repartidos. Están los listillos, los condescendientes, los que contestan siempre los primeros y los que jamás lo hacen. Pero nunca fallan estos: los que no se enteran de nada. Da igual el tiempo que llevéis debatiendo sobre el rojo de la falda de la actuación de Navidad, de repente hay alguien que salta: "¿Pero entonces qué tienen que llevar puesto para la función?". Por suerte, siempre hay un alma caritativa -la del rol de condescendiente del principio- que se afana en repetir.

4. El teléfono estropeado

Pasa mucho y cuando tienes tiempo, puede llegar a ser tronchante pero cuando no lo tienes, se convierte en desesperante. Un padre pregunta: "¿Habéis comprado ya el cuaderno Lamela que mandó Sita Lola?". Y se desata la locura:

-¿Habéis comprado ya el cuaderno Lamela que mandó Sita Lola?

-¡Uy! Pues el niño no me ha dicho ni mú

-Hombre, pues son pequeños... para eso está la plataforma, ¿no? Que avise la profe.

-Pues yo ya lo tengo, monísimo en color verde

-¡Venga, hombre! ¿Encima te dicen el color que tienes que comprar?

-Pues yo es que pensé que valía cualquier cuaderno... no que tenía que ser uno en concreto y le he llevado uno de dos rayas y no de cuadrícula.

-¿Que hay que llevar también uno de dos rayas? Pero si no tienen curso para tanto cuaderno.

-¿De qué excursión habláis?

(Silencio)

5. ¡Cuidado! Los carga el diablo

Si pasa en cualquier grupo, ¿cómo aquí va a ser una excepción? El padre sabelotodo ya está con su argumentario sobre por qué en la clase no se cumple el artículo X del nuevo Real Decreto P y tú quieres salsear con tu amiga -en el grupo también tienes una amiga que conocías de antes- para decirle eso de "ya saltó el lissssto". Ten cuidado, porque ese "ya saltó el lissssto" puede acabar en el buzón de entrada del listo en cuestión. No hay vuelta atrás.

6. Los cumpleaños

Hay padres que son verdaderos entusiastas de los cumples infantiles: les encanta organizarlos y asistir. Otros, sin embargo, sufren. Pero sufren de verdad. También están los que se dejan llevar por la corriente y aunque juraron que nunca harían una especie de mini-boda con las fiestas de sus hijos, acaban contratando hasta piratas del caribe para que entierren tesoros en el jardín. Y es que... no hay que escupir para arriba.

En cualquier caso, los cumpleaños dan para un máster: hay quienes invitan a toda clase y quienes solo a tres o cuatro, quienes proponen fiestas trimestrales para quitártelos todos de encima y quienes dejan a su hijo elegir. En cualquier caso, queda lo peor: y aquí viene el siguiente punto. Ve a por el 7.

7. "¿Cuánto dinero ponemos?"

Cuando te enfrentas por primera vez a un cumpleaños en la clase de tus hijos no sabes ni por dónde andas. Una vez que alguien ha creado otro grupo (...otro) para el cumpleaños, surge la pregunta: "¿Cuánto ponemos?". Una vez que está estipulado, pues todo rueda porque lo que se hace para uno, se hace para todos, pero hasta que llega ese momento todo vale: desde los rácanos que optan por "lo importante es que vayan y ya está" hasta los millonetis a los que 10 euros por cabeza les parece "poco".

8. El encargado del regalo

Siempre son los mismos, es innegable. Les encante hacerlo o no, su mérito es indiscutible y el favorazo que hacen al resto, también. Así que un aplauso para esos padres y madres siempre dispuestos a sacar tiempo para comprar los regalos de niños que no son sus hijos. Y todo a riesgo de que el Bizum de unos cuantos nunca llegue.

9. Tu agenda del teléfono

Si buscas en tu agenda "mamá" o "papá" aparecerán mil y un progenitores que no son los tuyos. Es el precio de desconocer el nombre de los padres de los compañeros de tus hijos. Todo es cuestión de tiempo.

10. Salirse del grupo

Misión de riesgo. Si lo haces, ya jamás nadie te mirará igual. Eso sí, si tu salud mental va en ello, ¡adelante!