En Galicia, cuando el tiempo acompaña, hay rincones que poco o nada tienen que envidiar al paradisiaco Caribe. Es el caso de Ons, el archipiélago que cierra la ría de Pontevedra y que junto con sus hermanas mayores -las Islas Cíes- y sus hermanas pequeñas -Sálvora y Cortegada- conforma el parque nacional de las Islas Atlánticas. Bueu, Portonovo y Sanxenxo son los puertos desde los que tradicionalmente salen los catamaranes hacia este pequeño espacio de tierra de 470 hectáreas; terreno que encierra infinidad de secretos y unos espacios naturales sorprendentes y que ha sido motivo de disputas a causa de su propiedad e incalculable valor.

Durante la dictadura franquista fue expropiada a sus antiguos dueños, pues representó, junto con el puerto de Vigo, un punto estratégico como base de los submarinos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial; tras este episodio pasó a manos del Estado y, posteriormente, a la Xunta de Galicia, formando parte del Parque Nacional de las Islas Atlánticas. Una figura que impide su devolución a los antiguos propietarios, a quienes una sentencia obligó a indemnizar en 2016 con algo más de 600.000 euros por su expropiación como bien público. Una cifra tasada según lo estipulado por los entresijos de la ley pero que resulta simbólica para la enorme importancia de esta maravillosa isla que aguarda a ser igualmente reconocida que sus vecinas, las justamente afamadas Cíes. Gracias precisamente a la proximidad con este otro paraíso, la isla de Ons no está aún tan concurrida y se puede disfrutar de ella de una forma más placentera.

Aguas cristalinas

Varias playas de fina y blanca arena y aguas cristalinas y unas vistas espectaculares son el mayor encanto con el que cuenta, pudiendo elegir entre varias opciones que van desde la Playa de Area dos Cans, cerca de la aldea de O Curro, la más populosa, hasta la increíble Playa de Melide, más alejada de los puntos de mayor afluencia, donde además es posible practicar el nudismo. Pero no todo es playa en esta fabulosa isla, en la que su mitad más oriental, dominada por suaves pendientes y espacios abiertos, contrasta con la cara occidental, más abrupta y en la que son protagonistas los acantilados.

Esta diversidad invita a practicar senderismo, con el que podremos descubrir la riqueza paisajística de este pequeño territorio y sus impresionantes formaciones geológicas - el mejor ejemplo es el Buraco do Inferno -, así como contemplar la animada vida salvaje - en especial las aves -, o deleitarse con las maravillosas panorámicas que nos ofrecen sus numerosos miradores, como el de Fedorentos o el de Do Castelo, sin olvidarnos de la hermosa estampa del Faro de Ons. Y tratándose de Galicia, cómo olvidar el yantar, siendo la isla un lugar predilecto para degustar pulpo, famoso en toda la región por su calidad y su modo de preparación local. Casa Acuña, fundada en 1945, es el lugar de más solera y donde mejor conseguir una buena caldeirada de este manjar, habiendo sido reconocida con varios premios. Todo un cúmulo de buenas razones para acudir a pasar uno o varios días en Ons y dejarse entusiasmar por este bello rincón gallego.