El interior de las siete Islas Canarias esconde pequeñas joyas que reúnen tranquilidad, arquitectura tradicional, patrimonio histórico e integración en el paisaje. En la costa, poblaciones donde todavía se respira auténtico ambiente marinero permiten degustar una excelente gastronomía. Un contrapunto al bullicio de los grandes centros turísticos y donde es posible seguir disfrutando de veranos suavemente cálidos e inviernos primaverales.

Caleta de Sebo, La Graciosa

Un corto trayecto en barco desde Órzola, en la isla de Lanzarote, te llevará hasta Caleta del Sebo, el principal núcleo de población de La Graciosa, la mayor de las islas del archipiélago Chinijo. Caleta de Sebo conserva íntegro el sabor marinero que la originó y presenta una amplia oferta de restauración para coronar un día perfecto explorando La Graciosa.

El Golfo, Lanzarote

El Charco de Los Clicos, en la costa suroeste, es uno de los grandes atractivos naturales de Lanzarote. Muy cerca se encuentra el pueblecito pescador de El Golfo, que te permitirá hacer una pausa en el recorrido por este sector virgen de la costa lanzaroteña comiendo en alguno de los restaurantes que se alinean a lo largo de su avenida Marítima, con grandes vistas al océano.

Betancuria, Fuerteventura

Fundada en el año 1404 por el navegante normando Jean de Béthencourt para ejercer de capital, para cuya defensa eligió un valle interior alejado del mar y de los piratas, Betancuria es hoy una tranquila villa con un patrimonio religioso monumental de primer orden y una placidez que vale la pena experimentar.

Teror, Gran Canaria

Fundada en 1481 a raíz de una aparición de la Virgen, Teror es una de las poblaciones más antiguas del archipiélago y conserva un importante patrimonio monumental, incluyendo la popular basílica de Nuestra Señora del Pino y diversos conventos y casas nobles, entre las que destacan las de la calle Real de la Plaza. ¡Y no te vayas sin probar la preciada repostería local!

San Andrés, La Palma

Esta es una bella localidad costera, en el noreste de La Palma, de calles adoquinadas, plazas llenas de flores y palmeras, y casas típicas canarias. Su iglesia -San Andrés Apóstol- es una de las más antiguas del archipiélago (siglo XVI). En la costa, es recomendable un agradable chapuzón en las piscinas naturales del Charco Azul o en la playa de Puerto Espíndola.

Masca, Tenerife

Sumergida en el pronunciado relieve del macizo del Teno, que le ofrece un entorno de belleza dramática, esta pequeña población de casas cuidadas y calles empedradas muestra la Tenerife más rural, muchas veces olvidada por el turismo de sol y playa. El sendero que desciende desde el pueblo hasta la costa por el barranco es uno de los más populares de la isla.

Valle Gran rey, La Gomera

Ubicado en el oeste de La Gomera, Valle Gran Rey es uno de los enclaves más populares de La Gomera. Surcado por cultivos escalonados y palmerales, y flanqueado por impresionantes riscos, el valle termina en un amplio delta. En el puerto de Las Vueltas se puede disfrutar de la placidez marinera del lugar y de diferentes propuestas gastronómicas.Tiñor, El Hierro

Próximo a Valverde, este diminuto pueblo es una muestra perfecta de la arquitectura tradicional de la isla: muros de piedra volcánica generalmente revestidos de cal y cubiertas de teja plana de estilo inglés. El blanco del caserío, disperso por la ladera, contrasta con el intenso verde del entorno. Vale la pena alejarse del pequeño núcleo por alguno de los senderos que lo cruzan para admirar.