La actriz y cantante Carolina Cerezuela contesta a esta entrevista por teléfono, durante un viaje por carretera. Por delante, tres horas de camino. Días después volaba a París junto a sus tres hijos para acompañar a su marido -y entrenador de Rafa Nadal-, Carlos Moya, en el torneo Roland Garros.

Nacida en Elche (Alicante) y con el corazón y su hogar a caballo entre Mallorca y Madrid, Carolina admite que su vida es "un viaje constante". En sentido literal y figurado. Desde que este conocido rostro de la televisión española comenzara su nueva aventura sobre los escenarios con el dúo musical Anglada Cerezuela, los kilómetros y las nuevas experiencias no han dejado de multiplicarse.

En alguna ocasión has dicho "soy muy viajera, cuando se trata de cantar"...

Sí, la música es una de las cosas que te permite viajar sin necesidad de mover los pies del suelo, porque las canciones te transportan a nivel emocional, te hacen recordar, te hacen sentir... Toda mi vida ha sido y es un viaje constante pero, si estoy quieta, puedo seguir viajando a través de la música. Es un lujo.

La música es un viaje sensorial, pero además te ha llevado a muchos rincones de la geografía española, ¿te has parado a contabilizar kilómetros?

Ufff, no, pero son muchísimos. Con "Manzana de caramelo", el primer trabajo con Jaime Anglada, actuamos en más de 200 rincones de toda España. Y en este momento se está fraguando la gira de "Detrás del corazón". Tras la presentación, más conciertos, más gira, más ciudades, más viajes...

Y sumamos el viaje a Nashville (Tennessee) para grabar este segundo álbum. ¿Por qué decidisteis cruzar el charco?

Queríamos que este viaje fuera una combinación, una experiencia profesional y personal. Creemos que trabajar en la cuna de la música country, a las órdenes del productor Brad Jones, con los músicos de allí... se nota en el resultado musical y merece la pena, pero si nos estuviésemos equivocando, vivir una experiencia así nunca es un error.

"Me apetece visitar algún destino exótico, como las Maldivas o Seychelles"

Resulta curioso que precisamente conociste a Jaime Anglada en un aeropuerto. ¿Estabais predestinados a ser "compañeros de viaje"?

Sí, sí (risas). Nos conocimos en el finger de un avión en un vuelo Madrid-Palma. Los dos hacíamos un vuelo Palma-Madrid y una amiga en común nos presentó. Le pedimos la letra de una canción para una ONG y cuando aterrizamos la había escrito en la parte de atrás del billete. Ese viaje nos hizo encontrarnos y marcó nuestra relación.

¿Cómo de frecuentes son esos vuelos Madrid-Palma de Mallorca?

Prácticamente vivo en un avión, como quien dice... porque mi familia está a caballo entre estas dos ciudades. Carlos y yo siempre hemos sido muy nómadas, un mes aquí, otro allá, nos movemos mucho... A estos vuelos y a los viajes con Anglada Cerezuela, tengo que sumar que, a veces, cuando vuelvo a casa, cojo a los niños y me voy allá donde está Carlos trabajando. Por lo tanto, por motivos personales o profesionales, las maletas casi siempre están preparadas.

Serás una experta preparando el equipaje...

Puedo hacer una maleta para cinco personas en media hora. Además, soy muy práctica, soy una mujer que para una semana viajo con maleta de mano y no facturo.

¿Qué es lo que nunca falta en esa maleta?

Mis imprescindibles son un botecito de desinfectante de manos y un bote de mi perfume.

¿Qué tal llevas este trajín de viajes?

Lo llevo muy bien. Lo que me resultaría agotador es estar todos los días en el mismo sitio haciendo exactamente lo mismo. Viajar es un regalo, una experiencia maravillosa. En un día de viaje vives mucho más que cualquier otro día. Le ganas la batalla al tiempo, lo exprimes y parece que lo duplicas.

¿Cómo es viajar como una familia numerosa?

Es muy divertido. Hemos viajado con ellos desde siempre. El pasaporte de mi hija Carla, que ahora tiene 11 años, lo tenemos guardado porque en su primer año de vida viajó a destinos como Argentina, EEUU, China... También a Ibiza, Barcelona, Londres... Según vas sumando niños, es cierto que la cosa se va poniendo más difícil, pero lo seguimos haciendo, no nos da pereza. Para nosotros es una desconexión brutal y, para ellos, es un regalo poder enseñarles a viajar, que conozcan distintas culturas, distintas comidas, que sepan qué pasa cuando suben a un avión, etc.

¿Cuál es tu idea de paraíso para pasar unas vacaciones?

Hay un sitio maravilloso para ir de vacaciones, que repito año tras año: mi casa (risas). Para nosotros vacaciones es no preparar maletas, hacer un intensivo de niños, disfrutando de la familia. Y siempre que podemos evitamos volar en fechas señaladas, como verano, Navidad, Semana Santa...

Si alguien te dijera, "voy a España, ¿qué visito?" ¿Qué le recomendarías?

Mis dos ciudades: Madrid y Palma de Mallorca. Palma es una ciudad muy completa, muy manejable, en diez minutos estás en la montaña, en el mar o en un casco antiguo fantástico. Y tiene un clima fantástico...

¿Y a nivel internacional? ¿Con qué destinos te quedas y cuál te falta por visitar?

Por suerte, los destinos de "me muero por ir", ya he ido: Buenos Aires, Miami, Nueva York, Londres. He estado también en India, en China... Pero me apetece visitar algún destino exótico, como las Maldivas o Seychelles. Me imagino disfrutar con mis hijos en unas playas así. Quizá sea el destino que me falta.