Les Luthiers celebró ayer con un triple "gracias" la concesión del galardón, "una de las pocas cosas" en toda su historia que ahora confiesan "sin rubor" que soñaban "con ganar".

En el mensaje, difundido por la Fundación Princesa de Asturias, los ganadores señalan que sus logros fueron "apareciendo" sin proponérselo, pasando, casi sin darse cuenta, de ser un grupo festivo de los coros universitarios a los "café-concerts"de los años sesenta, al Instituto di Tella, a teatros de 1.000, 2.000 o 3.200 butacas, como el actual Gran Rex.

"Y a nuestras giras por España, México, Colombia, Chile, Uruguay, entre otros países de habla hispana", añade el grupo.

Les Luthiers asegura que su única pretensión en cincuenta años ha sido hacer "un buen trabajo, aprender, mejorar y ejercer con altura este bendito oficio de hacer malabarismo con la música, las palabras y las ideas para que el público se ría a carcajadas".

Por suerte, agrega que fueron alcanzando siempre las metas sin haber soñado concretamente con ellas, y precisa: "Bueno, casi siempre... ¡con el Princesa de Asturias sí que soñábamos!".