Cientos de personas del barrio de San José Obrero, representantes de la cultura, los sindicatos y la política y, sobre todo, amigos de Ángel Bariego y su familia participaron ayer en el homenaje que le tributó la Asociación de Desarrollo Comunitario del barrio y sus próximos en la Josa.

La cita comenzó en lo que fue la casa de los sacerdotes de la parroquia. Saludos y reencuentros con las palabras «había que estar» o «se lo merece», siempre en la boca. Los reunidos, precedidos de gaitero, flauta y tamboril, dirigieron sus pasos hacia la casa de la Josa. Ángel Bariego y su mujer, Leo Hernández, avanzaban lentamente debido a las decenas de personas que se acercaban a saludarles.

Bariego, rodeado de los suyos, descubrió una placa en la fachada de la vivienda y se fundió en un abrazo con Ángel Calleja, el actual presidente de la asociación de vecinos y los presentes rompieron a aplaudir y a gritar «¡Bravo¡ ¡Viva Ángel» a la par que algunos trataban de inmortalizar el momento con sus móviles y fotografiaban la inscripción: «El Desarrollo Comunitario a Ángel Bariego por su capacidad para aunar las voluntades que fueron capaces de levantar lo que hoy es el Barrio de San José Obrero».

Ya en el pabellón, que se quedó pequeño para albergar a la concurrencia, prosiguió la fiesta. «San José Obrero y sus amigos queremos reconocer lo mucho que ha hecho Ángel por el barrio y por el movimiento vecinal», indicó el presidente de la Asociación Desarrollo Comunitario, Ángel Calleja, mientras que el honrado decía a este medio: «Estos que han venido son unas personas sencillas y nobles. Es una suerte tener dos familias, la mía y la que está aquí», decía instantes antes de que Fernando Martos iniciara el acto con unas palabras en las que recordó el papel que jugó el antiguo sacerdote en el nacimiento del movimiento de desarrollo comunitario. «¡Gracias don Ángel Bariego por habernos admitido en su parroquia», concluyó. A la intervención se sucedieron unas imágenes de la evolución y desarrollo del barrio en las últimas décadas así como actuaciones de folclore, flamenco o magia. Además, un grupo de amigos hicieron entrega al homenajeado de un libro compuesto por una recopilación de cartas y escritos de personas del barrio, vinculadas con el movimiento vecinal, amigos que residen en distintos punto de España e incluso en Francia. Una fiesta hecha con el corazón.

Cientos de personas del barrio de San José Obrero, representantes de la cultura, los sindicatos y la política y, sobre todo, amigos de Ángel Bariego y su familia participaron ayer en el homenaje que le tributó la Asociación de Desarrollo Comunitario del barrio y sus próximos en la Josa.

La cita comenzó en lo que fue la casa de los sacerdotes de la parroquia. Saludos y reencuentros con las palabras «había que estar» o «se lo merece», siempre en la boca. Los reunidos, precedidos de gaitero, flauta y tamboril, dirigieron sus pasos hacia la casa de la Josa. Ángel Bariego y su mujer, Leo Hernández, avanzaban lentamente debido a las decenas de personas que se acercaban a saludarles.

Bariego, rodeado de los suyos, descubrió una placa en la fachada de la vivienda y se fundió en un abrazo con Ángel Calleja, el actual presidente de la asociación de vecinos y los presentes rompieron a aplaudir y a gritar «¡Bravo¡ ¡Viva Ángel» a la par que algunos trataban de inmortalizar el momento con sus móviles y fotografiaban la inscripción: «El Desarrollo Comunitario a Ángel Bariego por su capacidad para aunar las voluntades que fueron capaces de levantar lo que hoy es el Barrio de San José Obrero».

Ya en el pabellón, que se quedó pequeño para albergar a la concurrencia, prosiguió la fiesta. «San José Obrero y sus amigos queremos reconocer lo mucho que ha hecho Ángel por el barrio y por el movimiento vecinal», indicó el presidente de la Asociación Desarrollo Comunitario, Ángel Calleja, mientras que el honrado decía a este medio: «Estos que han venido son unas personas sencillas y nobles. Es una suerte tener dos familias, la mía y la que está aquí», decía instantes antes de que Fernando Martos iniciara el acto con unas palabras en las que recordó el papel que jugó el antiguo sacerdote en el nacimiento del movimiento de desarrollo comunitario. «¡Gracias don Ángel Bariego por habernos admitido en su parroquia», concluyó. A la intervención se sucedieron unas imágenes de la evolución y desarrollo del barrio en las últimas décadas así como actuaciones de folclore, flamenco o magia. Además, un grupo de amigos hicieron entrega al homenajeado de un libro compuesto por una recopilación de cartas y escritos de personas del barrio, vinculadas con el movimiento vecinal, amigos que residen en distintos punto de España e incluso en Francia. Una fiesta hecha con el corazón.