El doctor Julio Bobes, catedrático de psiquiatría de la Universidad de Oviedo, opina que varias de las vejaciones de que fueron víctimas las jóvenes de Cleveland provocan, en el mejor de los casos, secuelas de larga duración. En la adolescencia, traumas tan graves como los que dicen haber sufrido las chicas duran toda la vida.

Según Bobes, se puede tratar de normalizar su vida y que se integren, pero cosas mucho menos graves requieren un trabajo psicoterapéutico de muchos años. Ante situaciones similares, como estar en un ascensor o en un espacio cerrado, las víctimas pueden rememorar los sufrimientos padecidos.

El especialista cree que la difusión de esta declaración es «un intento de iniciar un camino de normalización por parte de los asesores o terapeutas de las tres víctimas. Este paso puede ser adecuado siempre y cuando su presencia en los medios no se convierta en algo habitual».

Para el psiquiatra, una personalidad como la de Ariel Castro es de carácter aislado y la esperanza es que «cada vez más el sistema sanitario tenga capacidad preventiva sobre el comportamiento de este tipo de gente y puede actuar antes de que ocurran catástrofes humanas como las que han sufrido estas chicas».