Sancho Gracia, fallecido en la medianoche del pasado miércoles a causa del cáncer contra el que luchaba desde hacía once años, recibió ayer el tributo de la profesión y del público, que siempre lo identificó con el bandolero que él inventó, _Curro Jiménez, a pesar de su sólida carrera de 57 años en el cine, la televisión y el teatro. Los restos de Félix Ángel Sancho Gracia, nacido el 27 de septiembre de 1936 en Madrid, fueron incinerados ayer en el tanatorio de Tres Cantos, al que acudieron durante todo el día compañeros, amigos y admiradores a mostrar sus condolencias a su mujer, Noelia _Aguirre, y a sus tres hijos, Rodrigo, Rodolfo y Félix.

Con más de 60 películas, 40 series de televisión y una veintena de obras de teatro, con los más grandes detrás y delante de la cámara, Gracia, al que sus muchísimos amigos conocían como Félix, será por siempre el Curro Jiménez que él ideó, produjo e interpretó en la transición y que en los dos años que TVE la emitió forjó una leyenda que le acompañará por siempre. «¿Qué película dice todo el mundo si mencionas a Humphrey Bogart? "Casablanca", ¿verdad? Pues, eso. Me pasa lo mismo y me parece estupendo y me encanta que me recuerden por Curro, porque además es una serie que creé y produje», resumía el actor, que nunca consintió que le doblaran en sus muchas aventuras a lomos de su caballo, porque, aunque no lo era, «bordaba» las habilidades de los especialistas.

Gracia, según explicó a «Efe» su íntimo amigo Celestino Aranda, marido del director teatral Miguel Narros, tuvo un tumor de pulmón en 2001 del que se recuperó, pero hace cuatro años se le detectó otro en la vejiga que hizo metástasis en el cerebro y que fue el que le provocó el fallecimiento. Estaba «lleno de planes» hasta el pasado verano, cuando le detectaron la metástasis en el cerebro, pero tras operarle el pasado 31 de agosto «ya no volvió a ser el _mismo», recuerda Aranda. Poco a poco, señaló, se fue «apagando».

Empezó siendo «convidado» séptimo en «Bodas de sangre», en Montevideo (Uruguay), dirigido por Margarita Xirgú, y su último espectáculo fue un montaje en el que contaba su vida, «Versos bandoleros y canciones escondidas», que estrenó en julio del año pasado en Galicia y de la que apenas pudieron hacerse diez funciones, porque ya le acosaba la enfermedad. Lo que más le preocupaba, según Aranda, es que su familia «estuviera bien»: «Mataba por ellos y estaba muy contento con la carrera de su hijo Rodolfo €también actor€ y muy orgulloso de él».

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el expresidente Felipe González, los directores José Luis Cuerda y Álex de la Iglesia, actores como su compañero en «Curro Jiménez» Álvaro de Luna, José Sacristán,_Pilar Bardem y Lola Herrera coinciden en que, además de un gran artista, era una excelente persona y que su personaje más popular ha forjado una leyenda.

Para Rajoy, era un artista con «mayúsculas», «querido y admirado por todos», y uno de los «grandes» del teatro, cine y televisión. El ex presidente del Gobierno Felipe González, uno de los primeros en acercarse al tanatorio, resaltó que era «un gran amigo y un hombre divertido» y el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, subrayó a la salida del velatorio que era «una figura de referencia» al que «todos los españoles y el Gobierno le tenían mucho cariño».

«Sancho, chatín, espérame en el cielo, es lo único que puedo decir», dijo, emocionado, el actor Arturo Fernández. Por otra parte, Álvaro de Luna, compañero de Sancho en «Curro Jiménez» y buen amigo, afirmó: «Cuando entra el cariño y el sentimiento, y no es ficción, es muy difícil llevarlo», señaló. La SGAE y numerosos artistas se sumaron al dolor de la familia: Alberto Closas Junior, Pablo Carbonell, Miguel Ángel Aguilar, Fernando Chinarro, Elías Querejeta, María Luisa San José, Juan y Medio y María Vidal fueron algunos de los muchos que se acercaron al tanatorio. «Era muy trabajador y muy buena gente», dijo Enrique González Macho, presidente de la Academia de Cine. El secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias, destacó en una nota que Gracia era «un gran iberoamericano», «tan español como uruguayo».