Y el deseo se cumplirá. Siguiendo la tradición japonesa de que con 1.000 grullas de papel la petición será escuchada, alumnos y profesores de la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Zamora se plantearon el reto, y lo consiguieron.

A las tres y media de la tarde de ayer, y gracias a la «mano de obra» de cientos de zamoranos, la cantidad exacta de aves daba forma a una perfecta y solidaria bandera de Japón. «Pensamos que en toda esta catástrofe la Escuela de Arte debía hacer algo artístico y organizamos esta actividad que queremos hacer que llegue al país afectado a través del Centro Hispano Japonés, tanto las grullas como las fotos», señala el director del centro, César Isidro.

En lo que dura un recreo los alumnos aprendieron a confeccionar una grulla de papel, y en cinco minutos ya habían enseñado a un viandante para que pudiera dar vida a la suya. «Al principio les costaba acercarse, pero unos con otros se iban animando y al final muchos padres con sus hijos y también personas mayores colaboraron con la causa», explica la alumna del Grado de Diseño de Interiores, María Dolores Fernández.

Sadako Sasaki, la joven japonesa natural de Hiroshima a la que su mejor amiga le animó a realizar mil grullas para que los dioses le concedieron el deseo de curarse de la leucemia provocada por la bomba atómica, estaría muy orgullosa de ver cumplida la gesta que ella no pudo concluir porque le sorprendió la muerte con 12 años y 644 grullas.

Sin pereza por participar en una actividad educativa en fin de semana, alumnos de Bachillerato Gráfica, Escultura y Diseño de Interiores se lanzaron a la calle para, con sus manos, poner su granito de arena en la catástrofe natural y nuclear en la que está inmersa el país nipón. «Es pedirles un plus, pero la verdad es que colaboran mucho en todo lo que les proponemos», subraya el director, orgulloso por el logro y por la dedicación de sus alumnos. El viaje a Japón es largo, pero estas grullas han nacido con fuerza.