Carla Bruni es la protagonista de dos biografías que acaban de salir a la venta, pero en las que la ex modelo, cantante todavía en activo y, desde 2008, primera dama de Francia es retratada de manera radicalmente distinta. Y no porque la esposa de Nicolas Sarkozy no tenga derecho a gozar de una personalidad escindida, sino porque en una es la mujer de Estado, la perfecta anfitriona del Elíseo, y en la otra la ambiciosa que lucha con Michelle Obama por hacerse con el título de primera dama más sexy y glamurosa del planeta. Y más cosas.

«Carla et les ambitieux» («Carla y los ambiciosos»), la biografía, digamos, oficial, está escrita por los periodistas políticos Michaël Darmon e Yves Derai, a los que Bruni concedió horas y horas de entrevistas. Ella cuenta sin tasa y ellos anotan y, de vez en cuando, preguntan, pero esencialmente presentan a Bruni como la mujer de un jefe de Estado en estado puro; atenta, discreta, siempre un paso por detrás de él... tan inquieto, más bajito.

«Carla. Une vie secrète» («Carla, una vida secreta») es otra cosa. Su autora, la también periodista Besma Lahouri, no tuvo acceso a la primera dama, así que su biografía es la «no autorizada»; sin embargo, charló largo y tendido con ex amantes y amigos, en un intento de desnudar, como ya hizo un par de años atrás, con otro gran mito francés, el futbolista Zinedine Zidane. Lahouri describe a Bruni como una mujer posesiva y celosa que quiere acercarse a los Obama. La esposa de Sarkozy está convencida de que Michelle Obama es la única que puede disputarle el título de «primera primera dama», y sale en el libro mostrando el lado más huraño de la mujer del presidente norteamericano. «¡No pregunte! Es un verdadero infierno. ¡No puedo soportarlo!», dice Carla que le dijo Michelle sobre su paso por la Casa Blanca.

Pero, además, afirma que Bruni está obsesionada con su imagen, «no tiene ningún contacto con la realidad y vive en una burbuja dorada», y que el año pasado invitó a tres de sus ex amantes a su mansión del sur de Francia, donde ella y Sarkozy pasaban su primer verano de casados.

En la biografía publicada ayer, Bruni aparece como una «esposa modelo» que aporta a su marido un apoyo firme y que no simpatiza mucho con algunas de las reglas estrictas que le impone el vivir en El Elíseo con el presidente de la República.

«Mi sola presencia después de mujeres como Danielle Mitterrand o Bernadette Chirac (esposas de François Mitterrand y Jacques Chirac, respectivamente) constituye una revolución en sí misma», confiesa Bruni en el libro de Darmon y Derai.