Oviedo

Una imagen vale más que mil palabras, dice la sentencia. Y los expertos en sanidad la hacen buena cuando señalan que una fotografía de un pulmón atacado por el cáncer es mucho más efectiva que las frases disuasorias de las cajetillas. En España se incorporaron hace siete años, y superada la sorpresa inicial el fumador ha acabado por dejar de prestar atención a esas «esquelas» que ocupan un treinta por ciento de la cajetilla y que rezan, según las ocasiones, «fumar mata», «fumar acorta la vida» o «no empiece a fumar». Ahora, la nueva ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, anuncia -lo hizo ayer- que ya se planea incluir junto a los textos disuasorios fotografías de cierto impacto visual.

La idea es vieja. En 2003, con el Partido Popular en el Gobierno, ya se había valorado. Después, la Unión Europea realizó recomendaciones en este sentido e incluso ofreció modelos de fotografías en las que se pueden ver un pulmón afectado por el cáncer, una boca dañada por el tabaco o un hombre con respiración artificial postrado en una cama de hospital. Otros países de la Unión Europea hicieron caso e introdujeron las fotografías con los efectos del tabaco para la salud, caso de Bélgica o Reino Unido, que acaba de poner en funcionamiento esta medida. Trinidad Jiménez no sólo se refirió a las fotografías. También puso el acento en la puesta en marcha de campañas, dejó en manos del Constitucional una aplicación más estricta de la ley antitabaco en determinadas comunidades y no dio pistas sobre si endurecerá este texto: «estamos aún en la fase de evaluación y de aplicación efectiva de esas legislaciones que tienen que ser aprobadas por las comunidades autónomas», precisó.

Trinidad Jiménez se refería al tabaco y sus consecuencias el mismo día en que el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), daba nuevas cifras sobre lo que cuesta fumar en España para las arcas públicas. El sobrecoste sanitario y social generado por el tabaco en 2008, según este organismo, ascendió a 16.474 millones de euros, lo que supone 433 euros por cada ciudadano adulto. Los costes directos de las enfermedades asociadas al consumo de tabaco suman en España cerca de 7.700 millones de euros anuales. La conclusión, para el CNPT, es reclamar un aumento de la fiscalidad en el tabaco, una medida que para desincentivar el consumo y compensar «esta factura que pagamos todos», denunciaron.

La respuesta, desde la oposición, llegó ayer por parte de Mariano Rajoy, que juzgó «razonable» que se paguen más impuestos por las cajetillas. Claro que Rajoy no se puede poner de ejemplo, y eso también lo tuvo muy claro antes de ponerse a hablar sobre tabaco: «Hagan lo contrario de lo que hago yo, dejen el tabaco», declaró en una entrevista con Luis del Olmo en Punto Radio.

Rajoy también reconoció que ahora en España se fuma menos, pero prometió que cuando llegue a La Moncloa desarrollará «campañas de prevención y mucha pedagogía» para que la gente tenga «muy claro qué es lo que es bueno y lo que no».