Aviso si estás empezando a trabajar: cuando te digan que algo es un reto te están diciendo que no cobrarás lo que mereces si triunfas y no te compensarán el esfuerzo si fracasas. Cuando te digan que uses la imaginación te están diciendo que no dispondrás de medios para lograr tu objetivo. Si la propuesta es enunciada como un reto en el que debes emplear la imaginación, huye. El recurso a la imaginación es muy español, muy de pobres. La imaginación inventó en los años cuarenta del pasado siglo la tortilla sin huevo. El sueño de la imaginación produce monstruos. No-Do difundía invenciones que en nada tenían que "envidiar a los avances técnicos del extranjero" como la moto con calefacción, un chaleco de motorista unido al tubo de escape. Los ricos no necesitan tanta imaginación porque tienen dinero y la pueden comprar a los pobres, que tienen imaginación porque necesitan dinero. La imaginación suple porque el cerebro representa aquello de lo que carece. Estados Unidos compra mucha imaginación.

Pero en España cuando alguien reclama imaginación está robando: quiere conseguir un objetivo con los mínimos medios económicos y con algo que no se paga. El progreso es imaginación más dinero pero aquí se formula como más imaginación menos dinero (+I-D). Somos buenos en lo que se pueda hacer con lápiz. La imaginación siempre se paga más barato que la producción o la distribución -incluso los guionistas de Hollywood, primera industria civil estadounidense, siguen quejándose- pero en España no es que se pague mal sino que no se factura. El beneficio lo lleva otro porque la imaginación siempre va al ahorro y nunca a la inversión.