La cantante Luz Casal regresó en la noche del sábado a los escenarios plagada de emotividad, poesía y, muy especialmente, con la necesidad de volver a sentir que su público se emociona al escuchar las letras de sus canciones y su voz, la cual traspasa y fluye ajena al paso del tiempo.

Aunque fue la ciudad alicantina de Elda la que tuvo el privilegio de volver a ver a la cantante Luz, tras un año apartada de las tablas acústicas a causa de un cáncer de mama, la imagen sonriente, cercana y expresiva que mostró traspasa cualquier límite.

Y para ende, es tan humilde que pidió perdón al público eldense por haber tenido que «esperar un año para asistir» a su concierto, pues Luz inició la nueva gira donde el pasado año decidió detenerla tras conocer su enfermedad.

«Empiezo un nuevo episodio de mi vida y, de momento, está transcurriendo mejor de lo que yo había imaginado», manifestó la cantante, quien en todo momento recibió aplausos y mensajes de cariño que, sin lugar a dudas, contenían una alta dosis de carga emotiva.

A Luz se la vio con ganas de conectar con el público, como si de hambre se tratara. Tendió sus brazos y manos al público en innumerables momentos de su concierto, sonrío, pidió aplausos y dejó que quienes se deban cita en su regreso cantaran con ella.

Y saltó, de forma textual, sobre el escenario. Luz tiene ganas de comer público y cariño, pero también de transmitir poesía, lirismo, emotividad y energía.

Luz decidió dividir sus conciertos de regreso en dos partes. Un tramo reservado a los temas acústicos y melódicos, y otro marcado por un repertorio eléctrico cercano a sus raíces rockeras y, tal y como había anunciado, hasta algo macarra.

Con esta partitura de estilos, la cantante desgranó buena parte de su último trabajo "Vida Tóxica", disco que publicó hace poco más de un mes, y repasó algunos de sus mayores éxitos, cosechados en su trayectoria.