Queridos Reyes Magos. ¿Qué tal, colegas? Soy Dionisio? ¿Caéis?? Dionisio y con remite de Zamora, ¿cuántos va a haber? Efectivamente, García Carnero. Supongo que todo os va de maravilla, ¿no? Yo, tampoco me quejo. De hecho, fijaos, os he llamado colegas porque algunos de mis paisanos son tan fantasiosos que se creen que también yo soy un rey mago, que puede dar y quitar cargos en mi partido. Ojalá. Pero las cosas en un partido nunca son tan sencillas, ni para mí ni para nadie. Uno tuvo antaño, cuando era el presidente, su pequeña influencia, claro está. Pero hoy, apartado de todo, centrado en mi recuperada carrera de senador -la menos agotadora del mundo, en confianza-, ¿cómo voy a andar yo diciendo que ese salga, que aquella entre o que a tal otro haced la caridad de nombrarlo asesor?? Ese cáliz se lo pasé a Maíllo, que es joven y tiene ganas. Yo estoy de vuelta de todo y bastante tengo con defenderme a mí. Otra cosa, Majestades, es que el que tuvo retuvo y que, hombre, si alguien me pide un consejo pues se lo doy. Mariano, pongo por caso. Mariano me llama cada dos por tres.

- Oye, Dioni, ¿tú qué harías con Gallardón?

- Pues tal.

Y se lo suelto. Pero si me pregunta Maíllo:

- Oye, Dionisio, ¿a quién ponemos para el Congreso?

Yo le respondo:

- Tu ponme a mí de senador, que aún no he acabado esta carrera y de lo demás allá tú.

Eso, Majestades de Oriente, es lo más que le digo. Pero mi problema, y por eso os escribo, es que nadie me cree. Tenéis que traerme unas cuantas dosis de credibilidad, os lo ruego. Supongo que es un producto raro, pero más lo es la mirra y oye? Necesito que mis paisanos me olviden de una vez y dejen de ver mi mano en cualquier proceso interno de mi partido. Ya está bien. Por un lado, no voy a negar que halague mi vanidad el hecho de que se me siga considerando tan poderoso. Pero por otro, si hay algo que he aprendido en mi vida política es que solo duran en los cargos los que pasan desapercibidos en el exterior, los que no molestan a nadie, los que van de puntillas. Y yo, Majestades, lo único que quiero es senador hasta la edad del gran Fraga Iribarne o así. Para lo cual, ya digo, necesita vuestra ayuda en esa pequeñísima parte que os he indicado. Traedme credibilidad, por favor, para que me crean cuando digo que solo soy un senador sin mando alguno en mi partido. Sea verdad o no.

www.llamero.net