Tontos del todo no creo que sean los modistos más famosos. Pero muy listos, tampoco. Si fueran listos harían una ropa con tal encanto que se vendería sola o cuando menos sin caer en la degradación. Sin embargo, faltos de mejor recurso, siguen empeñados en que promocionen sus costuras mujeres bellísimas a las que insisten en reducir a esqueletos, sombras apoyadas en dos palillos que antes fueron piernas. Incomprensiblemente, nadie pone coto a tal forma de presumible delincuencia. Lo presumo delincuencia, sí. Y por partida doble. Por un lado, algún día nos darán datos incontestables -aunque ya van sobrando evidencias- sobre lo que para la salud de las modelos supone la obligación de ser pura sombra física de sí mismas. Por el otro lado, hay indicios suficientes -y bastante escandalosos- sobre lo que para tantísimas niñas y adolescentes supone ver como modelos de belleza a mujeres "imposibles" e infra-alimentadas.

Con todo lo cual, quiero expresar lo bien que me parece la protesta hecha por la Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa y la Bulimia (Adaner) contra la última Pasarela Cibeles. Recuerda esta asociación que hace ya más de seis años el Senado se atrevió a abordar el tema y acabó pidiendo al mundo de la publicidad y la moda que no utilizara la imagen de la mujer con un peso inferior a unos "límites saludables". Según esto, las modelos no deben lucir una talla inferior a treinta y ocho. En la última pasarela de Madrid desfilaron chicas con talla treinta y cuatro, según la mentada asociación. ¿Nadie lo vigila? ¿Lo que diga el Senado, pese al dineral que nos cuesta su mantenimiento, sirve para lo que parece? ¿Por qué no se planta cara de una vez a una industria que equipara la belleza con modelos inviables que causan un enorme daño, tanto físico como de autoestima?

Ojo: No propongo que se prohíban los desfiles o que haya en ellos un notario con báscula pesando a las modelos, como se hace con los boxeadores antes de un combate (aunque no estaría mal). Lo que propongo es que ninguna institución subvencione con un céntimo a esos adoradores de cuerpos esqueléticos; que ningún medio de comunicación les haga el menor caso; que nadie acuda a ver esos desfiles de mujeres bellísimas pero convertidas en sombras deprimentes caminando sobre palillos? E iba a añadir que nadie compre la ropa de modistos pro-anoréxicos; pero es una tontería: no sé de nadie que haya comprado nunca lo que hacen vestir en las pasarelas a esas pobres con talle y talla de muñecas.

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