Escribía ayer el zamorano Luis Miguel de Dios que la oposición le exige al actual Gobierno que haga en un año lo que no hizo el PP en ocho. Pues yo también. No soy tan estricto en cuanto a ese plazo, porque puedo admitir que sea en catorce o quince meses y no necesariamente en doce. Pero ya es hora de que Rodríguez Zapatero comience a dar trigo en esta tierra de predicadores, donde en teoría ya nos sabemos todos los cuentos del mundo. Y estoy tan impaciente como los del PP -con matices, claro-, porque se nos prometió mucho, la tarea para cumplir lo prometido es enorme y el tiempo juega en contra de quienes llevamos varados en el andén casi un siglo, viendo cómo otras provincias se van subiendo al tren del desarrollo.

Como somos muy dados a los balances y a las fechas señaladas, en estos días estamos haciendo recuento de los proyectos que hace un año presentó ZP en el Consejo de Ministros celebrado en León, cuando sólo llevaba tres meses subido en el machito. Y el arqueo no puede ser más positivo? para la cuna adoptiva del presidente, para los leoneses de la provincia del norte. Yo no sé si por ahí arriba están o no quejosos -lo suyo es que no sean conformistas-, pero resulta significativa la valoración que hace la prensa más crítica con los socialistas sobre los frutos del año transcurrido desde aquella reunión en San Marcos: "De los 24 compromisos anunciados por Zapatero el 23 de julio, una veintena han comenzado a tomar forma y el resto son grandes desconocidos". O sea, que el resto son cuatro. Y encima se justifican las demoras, con una franqueza que tiene mérito cuando vienen de la otra trinchera, porque el Gobierno comenzó su andadura con unos Presupuestos heredados. Bien para León, pues. ¿Y para Zamora?

El repaso lo acaban de hacer los partidos y otras fuerzas vivas zamoranas. Y a excepción del PSOE, prácticamente todos creen que el Gobierno sigue sin dar respuesta a los problemas de esta provincia. Los socialistas están en su papel, como lo está el PP al sostener una valoración radicalmente negativa del año transcurrido. Me sorprende, en cambio, el discurso que hace Izquierda Unida sobre las infraestructuras, calcado de lo que decía el diputado Luis Ortiz cuando otro Gobierno socialista planificó e inició la construcción de las autovías del Noroeste y Rías Bajas: argumentaba que esas carreteras no eran de Zamora, sólo pasaban por Zamora y, por tanto, no había que contabilizar la inversión que se hacía en ellas. En esa línea, el coordinador de IU se pone quisquilloso y opina -está en su derecho, faltaría más- que el tren de alta velocidad "es a Galicia, no a Zamora"; que la autovía a Portugal por Alcañices pretende unir Oporto con Francia; y que incluso si alguna vez se reabre el ferrocarril de la Ruta de la Plata tampoco será un servicio o una medida específica para Zamora. Yo creo -es sólo una opinión más- que para ponerse críticos no hace falta rizar tanto el rizo. Por ese rasero, sólo la travesía de Cardenal Cisneros sería una vía específicamente zamorana, aunque la utilicen sólo quienes tienen automóvil.

Paso del discurso desesperanzado, pesimista e incluso agorero -"es desilusión y lo seguirá siendo"- del presidente de la Cámara, y me apunto al más sereno espíritu de emprendedor del jefe de los empresarios, Angel Herrero, que espera a ver cómo nos trata ZP en los próximos Presupuestos y confía en que incluyan proyectos para Zamora tan espectaculares como los iniciados en León. En dos o tres meses ya tendremos a nuestra disposición elementos de juicio tangibles, no sólo deseos y especulaciones.