Guardiana de la memoria toresana

Ángeles de la Fuente Fortuoso, a sus 91 años, aún tiene "humor", aunque con la ayuda de su hija, Nati de la Torre, para engalanar su balcón con las enramadas por San Juan, que han lucido en su fachada en la plaza de Arbas, junto a San Antón, en los últimos días.

A la decoración no le falta detalle: además de las hojas de parra y un mantón, en la escena están colgados un sombrero, un pañuelo y unas zapatillas y hay hasta un sereno. Porque, como explican madre e hija, antiguamente, en Toro, durante la tarde previa a San Juan, "iban a la merienda" a la zona de las aceñas y era cuando estrenaban zapatillas y el pañuelo para la cabeza, "por eso he puesto ahí las zapatillas y el pañuelo".

En aquella época de juventud de Ángeles de la Fuente, "las amigas se reunían y decían: venga, a preparar la merienda y nos vamos a San Juan", recuerda y menciona una anécdota de cuando varias se compraron las zapatillas iguales ,"y las batas", dice su vecina y amiga "de toda la vida", Antonia Guisado, que la acompaña tomando el fresco en la puerta de su casa.

El oficio del arriero, a escena

"Llegábamos allí y estábamos todas de fiesta, bailábamos entre nosotras y luego merendábamos lo que llevábamos", rememora De la Fuente, que también recuerda: "mi madre tenía en la campana la olla de chorizos gordos y siempre le gustaba reservarlo para estos días de San Juan ".

Aunque la víspera de San Juan también tiene un recuerdo agrio para la familia ya que, explican, la fiesta dejó de celebrarse en Toro con aquella alegría por un accidente de tren en el que falleció su hermana Martina, que tenía 17 años, y otra chica, además de que otras jóvenes quedaron heridas hace ya 77 años, cuando Ángeles de la Fuente tenía 14.

No obstante, su hija aboga por mantener las tradiciones: "es bien bonito, que no se pierda. A nosotros nos ha gustado toda la vida y mi madre ha colaborado siempre".

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