Un "museo" del juguete en Toro

Desde hace cuatro décadas María del Canto García atiende a los clientes que acceden a su juguetería, uno de los comercios más antiguos de Toro que "ha hecho felices" a los niños de varias generaciones.

María del Canto García detrás del mostrador desde el que ha atendido a clientes de varias generaciones.

María del Canto García detrás del mostrador desde el que ha atendido a clientes de varias generaciones. / M. J. C.

La mirada de María del Canto García de la Calle se ilumina al coger en brazos uno de los muñecos que están a la venta en su comercio, uno de las más antiguos de Toro y por el que han pasado hasta tres generaciones de toresanos.

Desde hace cuatro décadas, atiende con su carácter afable y su amplia sonrisa a los clientes que, al acceder a su tienda, sienten que se adentran en un museo del juguete por la gran cantidad de artículos que almacena en su interior, muchos de ellos clásicos y otros más modernos.

Hace unos 55 años su madre, Sofía de la Calle, fundó el negocio que, en principio, era la droguería "Avenida", pero como también vendía artículos de regalo evolucionó hacia una juguetería. De esa primera época, el local conserva detalles como el suelo o antiguas estanterías en las que se exhiben artículos más delicados y frágiles.

Sus padres abrieron la tienda pensando en su futuro y en que relevara a su madre detrás del mostrador. En el cálido ambiente de la juguetería creció García, que tomó el testigo de su madre y que, tras su pérdida, decidió rendirle un homenaje con el cambio de nombre del negocio que, en Toro, era conocido como "La tienda de Sofía".

García muestra uno de los muchos muñecos y coches de capota que están a la venta en su juguetería.

García muestra uno de los muchos muñecos y coches de capota que están a la venta en su juguetería. / M. J. C.

Con cierta nostalgia recuerda otras épocas en las que los juguetes eran los regalos más esperados por los niños y en las que logró fidelizar una clientela de la que forman parte hasta tres generaciones. Y es que, como reconoce, "la nuestra es una juguetería de toda la vida", en la que numerosos toresanos han comprado regalos para sus hijos y sus nietos.

La juguetería también sorprende a los turistas, a los que "les encanta la tienda" y que, en algunos casos, han tenido que explicar a los menores que los acompañan que "así eran las jugueterías de antes", modelo de negocio que muchos niños desconocen en la actualidad porque su referencia son las grandes superficies o las plataformas de venta por Internet.

A lo largo de su dilatada trayectoria como comerciante, García ha sido testigo de la evolución del sector y de la forma de jugar de los niños, pero mantiene su apuesta por la venta de juguetes clásicos y se resiste a incorporar a su exposición "maquinitas". Y es que, como puntualiza, antes una niña o un niño jugaba hasta los 14 años y "eran felices", pero en la actualidad se entretienen con los móviles o con las consolas y "no disfrutan tanto de la infancia", etapa que cada vez "es más corta".

"Ahora, a los niños se hacen grandes antes de tiempo y la niñez es una época de la vida que hay que alargarla lo más posible, porque nunca más volverá", reconoce con pesar García, rodeada de juguetes clásicos que marcaron la infancia de varias generaciones. Y es que, por su tienda, han pasado toresanos y toresanas que en la actualidad son abuelos y abuelas que regalaron juguetes a sus hijos y ahora a sus nietos.

Este contacto directo con el cliente también se ha perdido en parte porque, en la actualidad, los padres "piden dinero" para comprar lo que sus hijos necesitan y no lo invierten en juguetes clásicos, petición que está truncando esa relación que los regalos contribuían a forjar entre abuelos y nietos.

García tiene claro que los juguetes ayudaban a crear ese vínculo familiar especial, porque "en el recuerdo de los nietos quedará para siempre aquel regalo que recibieron de sus abuelos que, en ocasiones, realizaban un importante esfuerzo económico para poder comprarlo y que, en su tienda, "pagaban poco a poco" por sus limitados recursos.

García muestra un antiguo carrusel a la venta en su tienda.

García muestra un antiguo carrusel a la venta en su tienda. / M. J. C.

"A veces un niño necesita más un juguete que unos zapatos nuevos", reconoce la propietaria de una tienda en la que siguen comprando muchos abuelos, conscientes de la importancia de los juguetes en la etapa más temprana de la vida de sus nietos.

Desde su apertura, en la "Juguetería Sofía" los artículos más vendidos son muñecas para las niñas y palas de obra a escala real para los niños que, algunos padres siguen adquiriendo para que jueguen sus hijos, pero también para ampliar colecciones con las que recuerdan su infancia.

La variada exposición de artículos se completa con carruseles, peluches, casas de muñecas, coches y camiones, juguetes educativos o de habilidad como un antiguo diábolo y otros más familiares como el clásico bingo.

De la colección también forman parte figuras de santos que, como asegura García, "se venden muy bien" y de las que destaca un Corazón de Jesús que heredó de su madre y que "me han querido comprar", pero tiene claro que no la venderá y que "cuando me vaya de la tienda se irá conmigo".

La campaña de Navidad sigue siendo la más importante para el sector, aunque, como matiza, en la actualidad se compran juguetes durante todo el año para eventos especiales como las comuniones o los cumpleaños.

De otras épocas, añora los anuncios de juguetes que se emitían en televisión y que, en la actualidad, prácticamente han desaparecido o se limitan a las fiestas navideñas, entre los que han ganado peso aquellos que promocionan consolas y videojuegos, relegando a un segundo plano la promoción de los juguetes más tradicionales.

A las puertas de la jubilación, García no se plantea qué va a pasar con la tienda porque "me cuesta mucho trabajo pensar en un cierre definitivo y en meter todo en cajas e irme". Su única hija reside en Madrid y no continuará con el negocio, porque después de estudiar una carrera "tiene su trabajo", aunque comparte con García la "pena" por el futuro de una juguetería clásica de las que quedan pocas y que, ni siquiera en Madrid, se conservan "con tanto surtido".

García posa en la fachada de su comercio, que conserva el antiguo rótulo.

García posa en la fachada de su comercio, que conserva el antiguo rótulo. / M. J. C.

Por otra parte, reconoce que mantener una juguetería en el medio rural es una "tarea dura" porque, "cada vez las ventas están más paradas" y es complicado competir con las grandes superficies o con plataformas de venta online. "Tienes que exponer mucho dinero", asegura García, quien aprendió de sus padres que "si comprabas género tenías que pagar y que lo que sobraba era la ganancia".

La fidelidad de sus clientes ha sido clave para seguir adelante, aunque con el paso del tiempo, ha tenido que reinventarse porque ha notado que cada vez se adquieren menos juguetes en pequeñas tiendas o que menos vecinos de los pueblos se trasladan a Toro a realizar compras, pueblos en los que cada vez viven menos niños que quieran juguetes.

Por este motivo, insta a los políticos a todos los niveles "a pensar cómo se pueden mantener los pueblos", aunque también reclama más apoyo para los comercios del medio rural que luchan cada día para sobrevivir y, en el caso de la "Juguetería de Sofía", para hacer más felices a los niños.

De momento y mientras almacene género en su interior, la juguetería permanecerá abierta y García seguirá atendiendo a los clientes con su simpatía y con la misma ilusión del primer día.

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