Silencio, Cristo ha muerto también en Toro

Un imponente arcoíris marcó el inicio del último acto del Viernes Santo en Toro. Después de la lluvia, el sol iluminó a última hora de la tarde la Procesión Oficial de Jesús Muerto. Aunque optaron por el recorrido más corto, la Asociación del Santo Sepulcro y la Soledad volvió a sacar a la calle el alma de la Semana Santa toresana con una de las procesiones más solemnes y cargadas de simbolismo del calendario litúrgico: el funeral de Cristo.

A las ocho en punto, arrancó desde la iglesia del Santo Sepulcro el cortejo procesional, encabezado por el acto del desenclavo en la Plaza Mayor. Allí, el párroco narró paso a paso el descenso de Jesús de la cruz: primero el cartel, luego la corona, el clavo de la mano derecha, después el de la izquierda y finalmente los pies. Un silencio sobrecogedor se apoderó de la plaza. "A todos nos cobija el mismo manto de la devoción", afirmó la abadesa Carmen González, que empuñó la vara de la ciudad, en un simbólico intercambio de bastones con la actual alcaldesa, Ángeles Medina. "Es un orgullo hacer un pedacito de historia de la cofradía y de la ciudad, al ser la primera vez que este intercambio se hace por parte de una alcaldesa, de mujer a mujer ", aseguró González emocionada. 

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Joyas de la imaginería castellana

Los pasos, verdaderas joyas de la imaginería castellana, desfilaron ante la mirada de cientos de fieles: el Cristo Articulado anónimo, la Magdalena de Tomás Parés, el imponente Cristo de la Expiración, atribuido a Rueda y Ducete, la Piedad de Blay, el San Juan de Felipe Gil y el Yacente, obra de Tomás Noguera y Gregorio Manzanos. Para cerrar la comitiva, la Virgen de la Soledad, copatrona de la ciudad, vestida de luto y silencio, avanzó lentamente al son de las bandas de música La Lira de Toro y La Cistérniga de Valladolid.

Un funeral antiguo

El presidente de la cofradía organizadora, Mario González, explicó que la procesión "representa un funeral de primera, como los de antiguamente", y subrayó la presencia de todas las cofradías toresanas en una jornada que "es la oficial de la Semana Santa". La procesión comenzó en la Iglesia del Santo Sepulcro, siguió por la Plaza Mayor, calle de San Lorenzo el Real, El Sol, Plaza de Santa Marina, sin dar la vuelta, Arco del Reloj, puerta del Mercado y volvió al lugar de origen. Aunque se optó por el recorrido corto por precaución ante la lluvia, Toro volvió a demostrar que tradición, fe y comunidad se entrelazan en cada paso, en cada golpe de tambor, en cada vela encendida.