Y si ya no hay toros, nos vamos de capea

La asociación "Del Toro y su Tradición" organiza una tarde de campo en la finca "El Palo" de Tordesillas

Que la llegada de la temporada de invierno conlleve que ya no se celebren ferias ni salten toros a los ruedos de las plazas no significa que se corte la actividad taurina para los aficionados, que siempre encuentran un modo de seguir disfrutando de su afición a la bravura.

Y, si no, que se lo digan a los de la Asociación "Del Toro y su Tradición" de Toro que, apenas recién finalizada la temporada taurina en España, no han perdido el tiempo para organizar la primera de sus actividades de invierno: una capea para el disfrute de los que participaron en ella y del "respetable" que la presenciaba desde el "tendido" de campo.

Más de medio centenar de personas, entre miembros de la asociación toresana y otros aficionados al mundo del toro que quisieron sumarse, se desplazaron el sábado hasta la finca "El Palo", en Tordesillas (Valladolid), para dar rienda suelta al disfrute de tú a tú con las becerras, que les hizo soltar adrenalina y sufrir algún revolcón sin consecuencias.

Fue un punto muy a favor que el tiempo acompañase en una agradable tarde en la que reinó el sol y la temperatura, a primera hora, fue prácticamente primaveral. Así, la luz amarilla que desprendían los rayos del sol, el azul del cielo, difuminado por el blanco de algunas nubes, y el verde del terreno tras las lluvias, que destacaba estéticamente, crearon una paleta con contraste de colores, en la que dibujar las mejores faenas que cada uno de estos aficionados sabía y pudo hacer en un lugar intensamente taurino como es el campo tordesillano.

Las cazadoras azules con el logo a la espalda que vestían los de la asociación destacan también entre esa amalgama de colores y pusieron el movimiento, mientras citaban o evitaban, según el caso, las arrancadas de las reses.

Una a una, fueron saltando al "ruedo" de césped cuatro añojas de diferente capa y encaste Domecq, aunque, como dice el propietario de la finca, son "un poco alquimia", ya que tienen distintas procedencias.

Con capotes y muletas, al alimón —compartiendo capote— o por colleras —cada uno, con el suyo— o a cuerpo limpio, demostrando el valor en cortes y quites, los taurinos toresanos disfrutaron plenamente de las embestidas de las tres vacas previstas y una cuarta que, a modo de "sobrera", echó el propietario. Y es que una tarde de campo es lo que más alimenta el alma de cualquier aficionado y, más, si es en invierno.

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