La campaña de vendimia en la DO Toro merma un 10 % con respecto a la anterior

Los viticultores han recogido más de 20 millones de kilos de racimos de uva, con un estado de calidad, sanidad y equilibrio "extraordinarios"

Un remolque descarga uvas en las instalaciones de una bodega de la DO Toro. | M. J. C. (Archivo)

Un remolque descarga uvas en las instalaciones de una bodega de la DO Toro. | M. J. C. (Archivo)

Las últimas de las 64 bodegas que integran la Denominación de Origen Toro han terminado de meter uvas en sus instalaciones hace unos días por lo que la campaña de vendimia ha llegado a su fin, tras haber arrancado la recolección la última semana de agosto.

El total recogido durante la campaña ha sido de 20.200.000 de kilos de uvas "amparadas a DO", de las que, en torno al 90 %, son de la variedad autóctona Tinta de Toro, según ha confirmado el gerente del Consejo Regulador de la DO Toro, Rubén Gil.

Esta cantidad supone una "merma" algo inferior al 10 % con respecto a la cosecha de 2023, cuando se recogieron un total de 22.480.418 de kg de uvas, lo que supuso alcanzar un récord de producción que, además, se situaba por encima de la media de los últimos años, que estaba en algo más de 19 millones de kilos,por lo que, este año, se vuelve a superar esa cifra media.

Aunque sí han existido mermas más importantes en ciertas parcelas, ya sea por heladas, granizos o corrimientos de tierras, según cuenta Gil, "son verdades compatibles" y las previsiones de inicio de la campaña, que estimaban que se podría llegar a en torno al 30 % o al 40 % de merma, finalmente, no han sido tan desfavorables. El gerente del Consejo Regulador considera que la cantidad total recogida está "cerca de las normalidades" con respecto a la media de los últimos cinco o diez años.

Con respecto a la calidad de los racimos, Rubén Gil ha explicado que, en torno a los dos primeros tercios de la campaña, los viticultores estaban "muy contentos" con el equilibrio de la acidez y el contenido azucarado que, de forma natural, "traían las uvas del campo a bodega", una consecuencia de que "venimos de un año con un ciclo vegetativo más húmedo, con más pluviometrías".

"Por las circunstancias climáticas y vegetativas", la uva estaba llegando a las instalaciones de las industrias del sector en la DO Toro con unas condiciones de calidad y de equilibro "extraordinario", por lo que. con estos indicadores, para los técnicos y responsables de la Denominación de Origen Toro, todo apunta a que la cosecha de 2024 del vino de Toro "va a ser una de las añadas míticas en las que la uva viene extraordinaria". En caso de cumplirse estos vaticinios, la calificación de la añada del vino de la Denominación de Origen Toro, que suele tener lugar en torno al mes de mayo, podría ser "excelente" por noveno año consecutivo.

Además de estar en las mejores condiciones de calidad y sanidad, Rubén Gil también ha señalado que el equilibrio de las uvas recogidas durante la cosecha ha sido, de igual modo, "extraordinario, mejor que otras veces". No obstante, el gerente del organismo regulador del vino de Toro ha admitido que las lluvias caídas durante el último tramo de la campaña de vendimia podrían "condicionar" de algún modo el resultado final medio de la cosecha en cuanto a calidad.

Las precipitaciones de los últimos días de octubre provocaron que hubiese que esperar, ante las dificultades de poder entrar a recoger las uvas en esas circunstancias, lo que ha conllevado un retraso en la recolección y esas uvas ya han llegado a las bodegas "con una calidad diferente y menor" que la de los racimos recogidos durante los primeros tramos de la campaña, lo que implica que los vendimiadores hayan tenido que poner más "cuidado" en los viñedos a la hora de recolectar los racimos en las condiciones más óptimas, para evitar recoger aquellos que ya pudieran tener "comienzos de hongos" y, asimismo, el mismo cuidado se ha puesto en las bodegas a la hora de seleccionar las uvas que, finalmente, convertirán en elaboraciones con el sello de calidad de la Denominación de Origen Toro.

Con respecto a las precipitaciones durante el año vitícola, el presidente del Consejo Regulador de la DO Toro, Felipe Nalda, también ha destacado las que cayeron en el mes de abril, que fueron "bastante cuantiosas, superando con respecto al año anterior en un 41%, con unos 280 litros por metro cuadrado".

El desborre y brotación de las yemas se dieron en torno a la primera y segunda semana de abril, de manera "algo más temprana respecto a años anteriores". El mismo mes también dejó "un regalito" en torno al día 23: una helada, aunque "localizada y poco generalizada", que no hace "gran daño" en el conjunto de los viñedos, pero con daños que sí fueron "severos" y superiores al 70% en la producción en algunos casos.

Mayo comenzó con temperaturas y lluvias por debajo de la media de años anteriores, y con cierto corrimiento en el racimo en algunas zonas, y una integral térmica (la diferencia de temperatura entre el día y la noche) "bastante marcada". En cuanto al envero, el cambio de color de la uva, se produjo con una semana de retraso con respecto al año anterior, ha explicado Nalda sobre el último ciclo anual en el viñedo.

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