El museo del Sancti Spiritus de Toro amplía su colección de obras

La llegada al monasterio de Sancti Spiritus El Real de cuatro monjas procedentes del de San Pedro Mártir de Mayorga (Valladolid) ha propiciado la actualización del museo con nuevas piezas, ya que las dominicas han recalado en Toro con "su ajuar" por lo que han aumentado el patrimonio del monasterio.

Entre los objetos que las cuatro hermanas han traído consigo, además de engrandecer la exposición museística, en la iglesia del monasterio pueden verse dispuestos algunos arcones de madera de los muchos que han traído consigo. Asimismo, también en la iglesia, se han colgado alrededor, en la parte alta, 19 cuadros de santos y mártires, entre los que están Santa Catalina de Siena, San Francisco, San Jacinto de Polonia, que es protagonista de varios "porque es dominico"; Santo Domingo, "que tiene que estar", explica la guía del monasterio, Ana María de la Iglesia, ya que se trata de un convento de la Orden Dominica, o Santa Teresa.

En la iglesia también hay, gracias a la aportación de las dominicas de Mayorga, unos candelabros de plata, así como las telas que cubren ahora el Altar Mayor, el atril del mismo y el púlpito.

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El claustro del convento también ha visto aumentado su esplendor, gracias a que en él se exponen ahora dos campanas procedentes del monasterio de San Pedro Mártir de Mayorga; si bien, una de ellas había pertenecido originalmente al desaparecido convento de Nuestra Señora de la Laura de Valladolid, que se ubicaba donde ahora se encuentra el hospital Recoletas, junto a la estación de tren de la capital vallisoletana.

En cuanto al aumento del patrimonio museístico, la exposición permanente que alberga el monasterio ha incorporado, gracias a la llegada de las hermanas, varias piezas de diversa índole.

Entre ellas, se encuentran un tríptico de madera con un Crucificado desmontable y procesionable; también, tres figuras del Niño Jesús —anteriormente, era obligatorio en los conventos que las nuevas monjas ingresasen con un Niños Jesús para poder "suplir la falta maternal", por lo que una de las cuatro no ha traído el suyo hasta Toro— o una cabeza de San Pablo.

En una vitrina, puede admirarse un tríptico de alabastro que representa la Dormición de la Virgen y un cofre de nácar. Además, las hermanas han aportado a la colección museística "un montón" de piezas de platería, entre las que se encuentran vinajeras, un escapulario, una naveta con incensario o un relicario para las Hostias consagradas.

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En otra de las salas del museo, hay un facistol de madera, donde poder colocar los libros de canto; un Ecce Homo pequeño y una escultura de San Vicente Ferrer, así como gran cantidad de reliquias.

Finalmente, hay un cuadro en el que se representa a Santo Domingo, el perro —"que es el que da nombre a la Orden Dominica"— y la Virgen del Rosario, su patrona, que está pendiente de ser tratado porque se cree que tiene carcoma.

Y aún "puede que haya más cosas", explica Ana María de la Iglesia, porque, al haber trasladado las dominicas todos los bienes que custodiaban en el ya cerrado monasterio de Mayorga, hay algunos que aún están pendientes de organizar.

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