San Antón despliega su protección en Toro

Los toresanos reviven la fiesta del patrón de los animales con una misa, la tradicional bendición y el reparto de “periquillos”

El párroco bendice a los animales que asistieron a la misa en Santa María de Arbas. | M. J. C.

El párroco bendice a los animales que asistieron a la misa en Santa María de Arbas. | M. J. C. / M. J. C.

Ni las bajas temperaturas ni las fuertes rachas de viento amedrentaron a los toresanos que cumplieron con la tradición de asistir a la misa en honor de San Antón y a la posterior bendición de aquellos animales que forman parte de sus familias y que se han convertido en compañeros de vida.

La iglesia de Santa María de Arbas fue un año más el punto de encuentro de los toresanos que imploraron a San Antón protección para sus mascotas, con las que asistieron a la misa oficiada por el párroco, Pedro Faúndez.

En la homilía, el sacerdote recordó a los feligreses la vida y obra de San Antón, a la vez que precisó que es el patrón de los animales que “nos ayudan en el trabajo y nos hacen compañía”. Por esta razón, como apuntó Faúndez, la fiesta de San Antón sirve también para “agradecer el regalo que nos hace la naturaleza”.

Una vez concluida la misa, el párroco esparció agua bendita sobre las mascotas congregadas en el interior y en el exterior del templo, sobre todo perros, aunque en la fiesta de San Antón también participaron un conejo o un caballo, e incluso una niña acudió a la misa con un peluche, que también fue bendecido.

La fiesta fue clausurada con el popular reparto de “periquillos”, pequeños panes que también fueron bendecidos por el párroco y que se dan de comer a los animales.

Faúndez esparce agua bendita entre los perros congregados en el exterior del templo. | M.  J. C.

Faúndez esparce agua bendita entre los perros congregados en el exterior del templo. | M. J. C. / M. J. C.

Toro ha logrado mantener una tradición ancestral y la cofradía de San Antón gracias al esfuerzo de José Noales y de su familia, que se implican activamente en la fiesta, aunque también organiza la rifa del valor de un “marranico” de 150 kilos.

El boleto agraciado con el valor del "marranico" será aquel que contenga las tres últimas cifras del número premiado en el sorteo de la ONCE celebrado el 17 de enero.