La Opinión de Zamora

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Inés Salpico Periodista de la revista británica de vinos "Decanter"

“La DO Toro conserva un patrimonio de viñedos increíble en el contexto mundial”

“En los mercados internacionales los vinos de la zona tienen un gran potencial porque hay gente que busca cosas distintas y particulares”

Inés Salpico posa con una gran copa de vino en la sede de la DO Toro M. J. C.

Inés Salpico comenzó a colaborar hace cuatro años como freelance en la prestigiosa revista británica “Decanter” para la que, en la actualidad, trabaja como special projects editor. Durante esta semana Salpico recorrerá la Denominación de Origen Toro para catar sus vinos, conocer sus bodegas y profundizar en la historia de su terroir. La periodista publicará un reportaje en “Decanter” sobre la Denominación de Origen Toro, acción que se enmarca en la estrategia diseñada por el Consejo Regulador para promocionar los vinos de la tierra en el mercado británico, y que se completará con una misión inversa con importadores y con una presentación en Londres.

–¿Cuál es el objetivo de su primera visita a Toro?

–Por un lado, catar vinos de varias añadas y conocer a los productores y el terroir de Toro, que engloba aspectos como el vino, el paisaje, la gente o la historia. Es importante conocer todos los aspectos culturales e históricos para entender qué es la Denominación de Origen. Toro conserva un patrimonio de viñedos increíble en el contexto mundial, viñedos prefiloxéricos que no existen en otros sitios.

–En la primera jornada de la visita ha catado vinos de Toro en la sede del Consejo Regulador, ¿cuál es su primera impresión de los vinos que ha probado?

–He catado cerca de 40 vinos y un aspecto muy interesante es la tinta de Toro, una variedad tempranillo que aporta una expresión fenotípica muy específica. Es muy interesante poder tener una visión panorámica de varias añadas y de varios productores a la vez, porque permite comprobar que, a diferencia de lo que ha sucedido en el contexto europeo, en el que las últimas cinco o seis añadas fueron muy irregulares y difíciles, en Toro cada una tiene su carácter, pero la calidad se mantiene por el producto de unos viñedos viejos muy adaptados al clima y al terroir.

En la DO Toro cada añada tiene su carácter, pero la calidad se mantiene

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–¿Esa capacidad de adaptación del viñedo puede ayudar a la Denominación de Origen a afrontar el reto del cambio climático?

–Nos enfrentamos a retos climáticos muy importantes y regiones como Toro, con un patrimonio de viñedo y de conocimiento histórico, tienen una capacidad de adaptación y resiliencia muy interesante, algo que hay que analizar y que otras zonas tendrán que incorporar.

–¿Toro puede ser un modelo para otras zonas vinícolas?

–Sí, sin duda. Otras zonas tendrán que tomar decisiones en cuestiones relacionadas con variedades o con técnicas vitivinícolas. Zonas que tienen una tradición más trabajada y que saben lo que es su terroir y lo que tienen que hacer tienen una ventaja increíble. También es interesante recuperar variedades que estaban un poco olvidadas. La variedad tinta de Toro ha tenido un éxito increíble, pero hay otras que habría que volver a plantar porque tendrán más potencial en el futuro, sobre todo las blancas. Con el cambio climático, un problema para las variedades tintas es el equilibrio fenólico y alcohólico, equilibrio que pueden aportar las blancas.

–¿Qué aporta la variedad tinta de Toro a los vinos de la zona?

–Sobre todo estructura. Es un tipo de uva más pequeña y con una mayor concentración de aromas o taninos. Además, aporta carácter y una capacidad de crianza larga, lo que posibilita trabajar con madera o con ánforas. La tinta de Toro tiene mucho potencial para elaborar vinos que podemos beber en un plazo de 40 años, vinos que van a ser elegantes, potentes y muy equilibrados. Es una variedad que tiene músculo, pero también elegancia.

La tinta de Toro es una variedad que tiene músculo, pero también elegancia

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–¿Los vinos de Toro se adaptan a las exigencias actuales del mercado y del consumidor?

–En cuestión de estilo, sí. En la cata he probado vinos que tienen una fruta con mucha energía y que pueden interesar en mercados que buscan vinos con menos madera y más ligeros, en cuestiones como el sabor o el aroma. No obstante, en la actualidad hay un problema para la industria del vino en general, que es el tema del alcohol. Ahora hay un lobby para la moderación y la gente está bebiendo menos vino y más otras bebidas con mayor graduación alcohólica. Por este motivo hay que hacer un trabajo para educar los mercados, pero también la industria tiene que intentar que el consumidor conozca el trabajo y la historia que hay detrás de cada vino.

–Ante un panorama como el que describe, ¿a qué puede aspirar la Denominación de Origen Toro en el futuro?

–El futuro de Toro va a depender de temas externos como la evolución del consumo de vino o la guerra en Ucrania y lo que supone en cuestiones como la inflación o la distribución. Además, el futuro va a depender de cuestiones internas como qué va a pasar con el viñedo o si las viñas se van a adaptar a lo que viene, que en el caso de Toro creo que sí. También va a depender de que los productores se adapten a los cambios de público. Hace 20 o 30 años la gente pagaba por un vino más caro y que se suponía que era un vino con más madera. Esa tendencia ha cambiado y ahora hay gente que paga más por un vino más natural o sin madera. En los mercados internacionales creo que hay mucho potencial para los vinos de Toro porque hay gente que busca cosas distintas y particulares.

El futuro de la DO va a depender de la evolución del consumo o de la guerra de Ucrania

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–¿Uno de los retos del sector es captar a consumidores más jóvenes?

–Durante la pandemia, muchas personas empezaron a buscar cosas nuevas y distintas que tuvieran una historia detrás. Por este camino, Toro tienen un gran potencial para seguir creciendo porque durante la pandemia en mercados como el de Reino Unido, que es el que más conozco, regiones que ya estaban pero que eran menos conocidas, crecieron mucho. Ahora hay más jóvenes interesados en el mundo del vino, jóvenes que beben menos, pero que beben mejor. Los productores, por su parte, pueden trabajar perfiles de vinos más contemporáneos.

–¿La apuesta de Toro por potenciar el enoturismo ayuda al reconocimiento de sus vinos?

–Por supuesto y más con su paisaje y el patrimonio de viñedos viejos que conserva, que es muy particular. La historia, la cultura o la arquitectura de Toro forman parte de su terroir y todo eso, al final, está en la copa de vino. Además, ahora la gente tiene más ganas de viajar y conocer sitios que tengan productos auténticos.

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