La Opinión de Zamora

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La "habitación de Santa Teresa" en Toro, reducida a escombros

El colapso del muro que sujetaba la estructura de la cubierta provoca la destrucción del “oratorio” y agrava el deterioro del palacio de Bustamante

Estado en el que ha quedado el palacio toresano. | M. J. C.

La “habitación de Santa Teresa”, que se conservaba en el palacio de Bustamante de Toro, ya es historia. Las medidas adoptadas para intentar preservar la estancia en la que vivió la santa abulense durante sus visitas a Toro no han sido suficientes y, la pasada madrugada, se derrumbó hacia el interior del palacio. El desplome parcial se ha producido después de que, hace unos días, también colapsara una pilastra.

El alcalde, Tomás del Bien, confirmó que el colapso del muro de tapial que sostenía la estructura de la cubierta ha provocado el desplome del habitáculo situado en una esquina del inmueble, del que tan solo ha sido posible conservar la fachada. Además, lamentó el derrumbe de parte del palacio de Bustamante, un edificio del siglo XV, cuyo deterioro obligó el pasado mes de mayo a colocar una estructura metálica en la zona de más riesgo para evitar posibles incidentes.

De hecho, Del Bien, precisó que el Ayuntamiento “ha hecho todo lo que estaba en su mano” para intentar conservar el palacio, para lo que, en primer lugar, fue necesario “clarificar” que la propiedad es de una entidad bancaria, tras consumar un embargo al anterior dueño, un empresario toresano.

Una vez dilucidada la propiedad, el Ayuntamiento, según el alcalde, “obligó” a la entidad bancaria a colocar una estructura metálica en la fachada de la “habitación de Santa Teresa” ante el serio riesgo de hundimiento, solución técnica que ha evitado que el desplome se produjera hacia la calle, con el consiguiente peligro para los ciudadanos.

Tras el derrumbe, el arquitecto municipal y el jefe de Bomberos revisaron el estado del inmueble, ya que será preciso retirar los escombros, trabajos que permitirán comprobar el alcance real de los daños en el edificio.

Portada del oratorio de Santa Teresa, sujetada por una estructura metálica M. J. C.

En este punto, Del Bien subrayó que el derrumbe ha afectado a la planta superior del habitáculo ocupado por Santa Teresa, en cuya fachada se conserva una placa incrustada en la pared que recuerda que en esa estancia se alojó durante sus visitas a la ciudad, y aseguró que, una vez desescombrada la zona a la que han caído los cascotes, se podrán comprobar los daños en el edificio.

“Es lamentable la situación a la que ha llegado el palacio de Bustamante”, precisó el alcalde, quien reiteró que el Ayuntamiento ha actuado siguiendo las directrices del “procedimiento administrativo” y que, tras obligar a la actual propiedad a apuntalar parte de la fachada con una estructura metálica para frenar el desplome hacia la vía pública, “se ha evitado un mal mayor o posibles daños personales”.

No obstante, recordó que la obligación de colocar la estructura metálica era una “medida excepcional y temporal para evitar problemas”, y anunció que la entidad bancaria tendrá que llevar a cabo otras actuaciones. Así, precisó que la propiedad “está obligada” a conservar el edificio y a reparar los daños, ya que el palacio de Bustamante está catalogado y está enclavado dentro del casco histórico de Toro y, por este motivo, “tendrá que actuar en consecuencia para eliminar el peligro que haya”. Por último, Del Bien remarcó que la entidad bancaria tendrá que “seguir buscando una solución” para conservar el histórico inmueble, aunque la estancia que habitó Santa Teresa ya forma parte de la historia.

Abandono del inmueble

El abandono del palacio de Bustamante ha agravado su deterioro y una parte del edificio ha quedado reducida a escombros. El primer desplome parcial se produjo en 2018, lo que motivó la apertura de un expediente por parte del Ayuntamiento. El cambio de propiedad del edificio por un embargo dilató el proceso y las actuaciones precisas para garantizar la conservación del inmueble.

La fundación del palacio de Bustamante se vincula a Pedro I “El cruel” y su origen se remonta a la primera mitad del siglo XV ya que, en el año 1460, Inés Gómez, vecina de Villalpando, vendió el edificio a García Alonso de Ulloa, cuyo mayorazgo fue heredado por Guiomar de Ulloa, amiga de Santa Teresa.

La ausencia de herederos provocó que el palacio pasara a depender del monasterio del Sancti Spíritus que, en el año 1672, lo vendió a Félix de Ribera Velázquez, promotor de la adecuación de un oratorio en la dependencia que ocupó la santa abulense y que, se diferenciaba del resto de dependencias.

El inmueble también perteneció al barón de Covadonga y sus descendientes cerraron un acuerdo de venta con un empresario toresano que impulsó un proyecto de rehabilitación, aunque por la elevada inversión requerida, las obras fueron paralizadas.

Posteriormente, el palacio fue embargado por una entidad bancaria que, en la actualidad, ostenta la propiedad y que tendrá que acometer las obras necesarias para preservar uno de los emblemas del patrimonio toresano.

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