La Noche Blanca del Patrimonio de Toro se ha celebrado de nuevo en el transcurso de una tarde y noche que congregó a miles de personas en torno a la cultura, una apuesta que se consolida en la agenda de la provincia y que moviliza visitantes más allá de la ciudad cermeña.

Y es que este reencuentro con las actividades prepandemia ha sido “un éxito”, refleja Tomás del Bien tras hacer un primer balance de este festival que mezcla patrimonio y música y que ha vuelto por primera vez tras la pandemia con novedades.

Durante la noche del jueves al viernes, miles de personas recorrieron las calles de Toro para recorrer la treintena de monumentos adornados por conciertos en directo. “Contentísimos”, explica del Bien en un primer balance de una noche que sacó no solo a los toresanos a la calle, sino que atrajo a visitantes de fuera que dieron una respuesta “buenísima” a la iniciativa.

La gran afluencia de la noche ha constatado la presencia de la Noche Blanca como un imprescindible en los calendarios de muchos, aunque sin la masificación, gracias a que este festival ha pasado de celebrarse de viernes a jueves, un día entre semana que no ha evitado que miles de personas se dejaran caer en las calles de Toro.

Parte de la muestra de La Iberoamericana en el Alcázar. | I. B.

Entre lo más visitado ha destacado el seminario, que tras 30 años cerrado, ha abierto sus puertas de nuevo “hubo colas durante toda la noche”, comenta del Bien sobre este espacio que en septiembre acogerá el concierto de Ainhoa Arteta dentro del festival de música clásica “López Cobos”.

Más de nueve horas de actividades, visitas y conciertos, el resultado de meses de preparación

Además, el monasterio del Sancti Spiritus también fue uno de los monumentos más visitados. Todo ello en una noche en la que la exposición de La Iberoamerciana también estaba abierta al público.

La ciudad de Toro se ha volcado en la organización de la Noche Blanca, cuentan desde el equipo del festival sobre cómo comercios y bares han permanecido abiertos más allá de lo habitual, en muchos casos, no solo para ofrecer cenas, sino para acoger a los visitantes en sus espacios privados, como las bodegas centenarias que han formado parte de la ruta monumental.

La Noche Blanca ha finalizado tras más de nueve horas de actividades, visitas y conciertos, el resultado de meses de preparación y de la ayuda de un equipo de voluntarios y de artistas invitados que han conseguido poner el foco de atención en el patrimonio toresano durante una noche más.