La Denominación de Origen Toro se ha sumado al manifiesto de la Federación Española del Vino, por el que reclama la defensa del sector vitivinícola ante la “amenaza creciente” que representa la “proliferación descontrolada” de proyectos de infraestructuras de producción de energía y su transporte, así como actuaciones de carácter viario, industrial o ganadero por sus “consecuencias irreparables”.

Con su adhesión al manifiesto, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen pretende defender el valor, la historia y la proyección internacional del sector vitivinícola en zonas como Toro que, por su rica diversidad, constituye un patrimonio cultural, social, económico y paisajístico emblemático y fundamental para “la sostenibilidad de nuestro territorio y el futuro de nuestras gentes”.

La Denominación de Origen Toro no es ajena a la proliferación de instalaciones fotovoltaicas en su territorio, situación que ha motivado quejas de plataformas y colectivos, por la amenaza que suponen los citados proyectos para un patrimonio único enraizado en la historia y la economía de la zona.

El manifiesto secundado por el órgano vinícola resalta que el impulso de las energías renovables debe realizarse “de una manera ordenada, racional y transparente” porque, de lo contrario, puede poner en peligro el entorno natural y agrario, la estabilidad de empresas y el sustento de miles de familias.

Instalaciones fotovoltaicas que ocupan centenares de hectáreas, infraestructuras eólicas con aerogeneradores de 200 metros de altura, líneas eléctricas que se extienden por cientos de kilómetros, nuevas explotaciones ganaderas instaladas junto a bodegas generadoras de malos olores que pueden afectar a los vinos, o polígonos industriales con gran impacto visual, según el manifiesto, “tienen una nefasta repercusión paisajística, medioambiental, visual e incluso olfativa en nuestros viñedos y bodegas”.

Además, las citadas amenazas ponen en peligro apuestas estratégicas como la puesta en valor del origen de los productos, la preservación de los medios rurales tradicionales y el desarrollo del enoturismo responsable, actividad con una próspera tendencia. Por estos motivos, para la Federación Española del Vino es preciso y urgente establecer una serie de actuaciones estratégicas en torno a varios ejes.

El primero se basa en la protección de los paisajes del viñedo español, para preservar su riqueza e impedir ataques externos que supongan la devaluación absoluta del territorio vitivinícola. Además, apela a la responsabilidad de las Administraciones para fortalecer los marcos regulatorios que permitan blindar dicha protección y apoyen el desarrollo de alternativas de actividades económicas sostenibles.

Otro de los ejes que es preciso articular es la sensibilización del propio sector y del conjunto del tejido productivo, así como de la sociedad para hacer entender los retos y peligros a los que se enfrenta al patrimonio vitivinícola y concienciar sobre la importancia de un sector que genera riqueza, fija población en el medio rural, genera empleo, protege el entorno y lo preserva para las nuevas generaciones.

La Federación Española del Vino también exige la protección de los ecosistemas asociados a la viña, ya que una transición energética eficaz, eficiente y rentable solo tiene sentido si a la vez contribuye a protegerlo. Por este motivo, reclama la máxima atención a su biodiversidad, a su equilibrio y a su preservación.

El fomento de prácticas sostenibles es otro de los ejes que debería articularse para preservar el sector vitivinícola que, está plenamente comprometido con el desarrollo de prácticas medioambientales respetuosas, tanto en los viñedos como en todo el proceso productivo, desde la bodega a la comercialización.