Pétalos de rosa, ramas de romero y tomillo e incienso impregnaron de un aroma a tradición y fe las engalanadas calles de Toro, por las que discurrió la procesión sacramental del Corpus Christi.
Fieles y hermanos de las distintas cofradías toresanas asistieron previamente a la solemne eucaristía oficiada en la Colegiata y, acto seguido, arrancó el desfile, que congregó a numerosas personas a lo largo del recorrido.
Las cofradías, identificadas con sus respectivos pendones y representadas por abades y presidentes, abrieron la procesión sacramental, seguidas de los niños que este año y, en 2021, han recibido la Primera Comunión.
Tras la salida de la Custodia por la puerta principal del atrio de la Colegiata, los toresanos revivieron una de las escenas más emotivas de la fiesta, momento en el que volvieron a escuchar “La Alborada”, el primer movimiento de la obra Suite Sayaguesa, interpretada Luis Antonio Pedraza y la Banda de Música La Lira.
La procesión recorrió posteriormente las calles Mayor, San Lorenzo y plaza de Santa Marina, engalanadas con vistosos altares, para seguir por Santa Marina, Amor de Dios y calle la Reina.
En las inmediaciones de la capilla situada en el Amor de Dios aguardaban los padres de bebés y de niños de corta edad, para participar en la emotiva bendición de los pequeños ante el Santísimo.
El desfile prosiguió por calle Cañuelo y Tablarredonda, en la que tuvo lugar la tradicional venia a las hermanas del convento de Santa Sofía, para continuar por Judería, Perezal, La Mayor y la plaza de la Colegiata, que acogió el baile popular de “Los arcos” ante el Santísimo, antes del retorno al templo de salida.
La procesión del Corpus Christi volvió a evidenciar la hermandad de los toresanos y su implicación en una tradición muy arraigada en la ciudad, ya que durante toda la jornada se afanaron en la creación y el montaje de vistosos altares, que jalonaron las calles por las que discurrió el desfile.
Además, muchos optaron por engalanar ventanas y balcones con colchas, mantones, alfombras o tapices, adornos que contribuyeron a embellecer el lento discurrir de la procesión sacramental.
La Archicofradía del Santísimo Corpus Christi organizó un año más tanto la procesión, como el triduo o las vísperas, actos con los que la ciudad ha revivido una fiesta que aúna fe y tradición.
La hermandad fue refundada en 2011 después de que el año anterior volviera a procesionar por las calles toresanas la custodia de la Colegiata y tras recoger el testigo de las cinco cofradías del Santísimo desaparecidas y que existían en distintas parroquias de la ciudad.
La Archicofradía fue recuperada para la acción eucarística, por lo que su actividad se centra en la festividad del Corpus Christi, su triduo y el Jueves Santo.