Los toresanos despidieron ayer el carnaval, fiesta por la que sienten especial predilección y que, después de que fuera suspendida en 2021 por la pandemia, ha regresado con fuerza y con muchas ganas de recuperar su esencia y su singularidad.

Tras cinco intensos días marcados por la diversión y los reencuentros, los toresanos se volcaron para ofrecer un digno final al carnaval y demostraron que saben extraer el lado positivo de situaciones tan dolorosas como una despedida.

El falso obispo reparte bendiciones entre los toresanos desde la carroza de “Rurro Teatro”. | M. J. C.

El grupo “Rurro Teatro” fue el encargado de clausurar los antruejos con un espectáculo pirotécnico y la parodia en la que un falso obispo, desde una carroza, repartió bendiciones entre los toresanos congregados a lo largo del recorrido del cortejo fúnebre.

La charanga “El Flow” amenizó el desfile , en el que cuatro integrantes del cortejo portaron una pequeña sardina, que abrió el camino a la colorida carroza del falso obispo.

Además, en distintos puntos del recorrido, miembros del grupo "Rurro Teatro" prendieron varias tracas que aportaron luz y vistosidad al espectáculo.

Las sardinas que formaron parte del desfile son prendidas en el fin de fiesta M. J. C.

Por su parte, las plañideras, de riguroso luto, mostraron con llantos y sollozos su dolor y pena por el inevitable fin de los carnavales de Toro.

Este año, por la pandemia, las murgas de la ciudad no pudieron convidar a los vecinos en las tradicionales paradas que se establecían a lo largo del recorrido para reponer fuerzas.

Ya en la Plaza Mayor, las dos sardinas que protagonizaron el último desfile de las fiestas fueron depositadas en el centro de la plaza de la Glorieta en la que fueron prendidas y, al calor de las llamas, los carnavaleros rememoraron los inolvidables momentos vividos en los últimos días.

Concejales y vecinos preparan las sardinas para su reparto entre los asistentes al fin de fiesta M. J. C.

De esta manera, Toro apagó ayer la llama festiva de sus carnavales, aunque el sabor amargo de la despedida quedó aplacado con el del medio millar de sardinas que el Ayuntamiento repartió entre los asistentes, sardinada popular en la que colaboraron comerciantes y hosteleros y maridada con vino de la Denominación de Origen.