La pareja formada por dos amigos, Carlos Serrano e Inmaculada Guerra, será la gran protagonista de la tradicional boda de carnaval, que Toro revivirá el 27 de febrero, Domingo Gordo.

Pocas horas después de que el Ayuntamiento realizara un llamamiento a la colaboración ciudadana para “encontrar” a los novios del enlace, Serrano y Guerra no se lo pensaron y aceptaron el reto de convertirse en matrimonio “por un día”, porque, al margen de su espíritu carnavalero, son conscientes de la importancia de mantener una tradición muy arraigada en la ciudad y uno de los eventos más singulares de cuantos se celebran durante sus antruejos.

Los dos amigos han reconocido sentirse “muy ilusionados” por ser los protagonistas del enlace carnavalero porque, además, es un acto “único” que tan solo se celebra en Toro.

En este sentido, apuntaron la importancia de conservar la gran boda del Domingo Gordo, por su singularidad y porque diferencia a los carnavales de Toro de los que se celebran en otros lugares.

Inmaculada Guerra nació en Toro y, además de participar activamente en las fiestas de carnaval, también es la presidenta de la cofradía de la patrona de la ciudad y su alfoz, la Virgen del Canto.

Al enlace carnavalero acudirá acompañada por Carlos Serrano, natural de Pereruela, pero que vive intensamente los antruejos toresanos y que pertenece a una agrupación de bailes tradicionales.

Inmaculada Guerra y Carlos Serrano, novios de la próxima boda de carnaval Cedida

El Ayuntamiento realizó un llamamiento a la colaboración ciudadana después de contactar sin éxito con numerosas personas para poder organizar el enlace e incluso anunció su intención de “facilitar todo lo relativo a la vestimenta y el ritual”.

Pocas horas después, Serrano y Guerra, aceptaron “encantados” la invitación y el Domingo Gordo serán los protagonistas de la ceremonia nupcial, que se celebrará en el salón de plenos del Ayuntamiento.

El enlace matrimonial del carnaval de Toro es uno de sus actos más singulares de las fiestas y su origen se remonta a finales del siglo XVIII y principios del XIX.

Ya en los años 20 del pasado siglo, la boda se convirtió en un evento muy popular, para el que los toresanos rescataban de sus baúles y armarios trajes tradicionales e incluso se celebraban tres enlaces en el Casino, la antigua Cámara Agraria y el liceo del Teatro Latorre que, entonces, eran las sedes de “señoritos”, labradores y artesanos, respectivamente.

Posteriormente, en los años 80, el Ayuntamiento decidió asumir la organización de la boda de carnaval y, con el paso del tiempo, se ha convertido en uno de los eventos más participativos y atractivos de las fiestas que, además, suscita mucho interés entre los turistas.

En el enlace, los novios e invitados, engalanados a la antigua usanza, también desfilarán por las calles de Toro y disfrutarán del baile y el convite. Desde hace años, también se celebra en Toro una boda infantil de carnaval.