Acompañados por sus inseparables mascotas, los toresanos revivieron la tradicional fiesta de San Antón durante la misa oficiada en la iglesia de Santa María de Arbas y la posterior bendición de los animales.

A pesar de la limitación de aforo por la pandemia, decenas de ciudadanos participaron en la eucaristía oficiada por el párroco Juan José Carbajo, a la que también asistieron perros, gatos, un pájaro o un conejo.

Una vez finalizada la eucaristía, los toresanos guiaron a sus animales de compañía hasta el altar mayor del templo para que recibieran el agua bendita e implorar su protección a San Antón.

A pesar de que la gran mayoría de animales fueron bendecidos en el interior del templo, el párroco también accedió al exterior para verter agua bendita a un caballo y a otros perros que aguardaban en la plaza de Arbas.

Toresanos, acompañados por sus mascotas, en la eucaristía oficiada en Arbas M. J. C.

Al igual que el pasado año, la pandemia impidió celebrar otros actos populares de la fiesta como el reparto de “periquillos” o panes bendecidos para las mascotas, aunque los toresanos tampoco pudieron venerar la reliquia del santo que custodia la iglesia.

La cofradía de San Antón, y especialmente el hermano José Noales, mantienen viva la tradición de celebrar la fiesta de San Antón en Toro, en la que también es muy popular la rifa del valor de un “marranico”.

La papeleta agraciada con el valor del cerdo debe contener las tres últimas cifras del sorteo de la ONCE celebrado en el día de ayer.

El dinero recaudado con la venta de boletos será destinado por la cofradía a mantener y acometer obras de mejora en la iglesia de Santa María de Arbas.